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Apuntes

Equipos valencianos experimentan con la simulación de mercados en laboratorio

Profesores de la Jaume I dirigen dos unidades experimentales en Valencia y Castellón

María Fabra

Dos equipos de investigadores, de las universidades de Valencia y Castellón, están desarrollando experimentos con el fin de predecir el comportamiento del mercado, tanto para usuarios como productores, y para verificar antiguas teorías o redefinir algunas nuevas. Son investigadores económicos que basan sus análisis en experimentos 'reales'. Como una demostración más de que la Economía es una ciencia experimental.

La concesión del Premio Nobel de Economía a los profesores Vernon Smith y Daniel Kahneman ha supuesto un verdadero reconocimiento a todos aquellos investigadores que, alejados de la ortodoxia de los años 80, se lanzaron a la 'aventura' de la experimentación, auspiciados por aquel artículo pionero de Smith que, en 1962, demostró el cumplimiento de la teoría de la oferta y demanda competitivas con una simulación de subastas.

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En la Comunidad Valenciana existe, en la Universidad de Valencia, un Laboratorio de Investigación de Economía Experimental (Lineex) que comenzó a funcionar entre 1997 y 1998. Ahora, gracias a la aportación de fondos europeos Feder, la Universidad Jaume I de Castellón podrá contar con otro laboratorio, el Laboratori d'Economia Experimental (LEE), que, con una dotación inicial de 100.000 euros, permitirá la realización de más experimentos, con una tecnología más avanzada y un programador específico para la 'creación' de lo que denominan 'juegos'. En la dirección de ambos laboratorios se encuentran los profesores de la Jaume I Aurora García Gallego y Nikos Georgantzis, que imparten clases en Castellón desde 1993, gracias a la confianza de Vicente Orts, hoy vicerrector de Investigación. Desde entonces, ya con una base de conocimientos de economía experimental, en su mente estaba la creación de un laboratorio debido a que, durante años, hubieron de acogerse a las posibilidades que sí proporcionaban las instalaciones del laboratorio de la Pompeu Fabra que, precisamente, inauguró Vernon Smith.

Sin embargo, la realización de experimentos económicos no precisa únicamente de unas instalaciones en las que poder llevarlos a cabo, un espacio que el propio Georgantzis compara con un 'vehículo'. Este 'vehículo' necesita combustible, que se traduce en los fondos para costear la ejecución de los proyectos.

Los experimentos tienen como inicio, al igual que toda investigación, un proyecto. Una vez logrados los fondos, los profesores proceden al 'reclutamiento' de lo que llaman 'sujetos experimentales'. En la mayoría de los casos son alumnos que acuden a la llamada a participar en un experimento por el que perciben una cantidad económica. Esto es así, según explica Nikos Georgantzis, porque la participación ha de ser activa y esto se consigue con motivaciones económicas y a sabiendas de que, en algunos casos, las decisiones que tomen sobre los planteamientos que se les presentan les pueden reportar más beneficios. Los 'sujetos experimentales' se 'encierran' durante una o varias sesiones, habitualmente, delante de un ordenador, con un programa diseñado ad hoc y responden a los planteamientos que se les presentan. Los sujetos, en algunas ocasiones, son sometidos también a un test de inteligencia con el fin de evaluar en qué grado ésta incide en sus decisiones. Posteriormente, comienza la labor de análisis de resultados.

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Entre la más de una docena de experimentos que han realizado estos profesores se encuentra, por ejemplo, uno sobre garantías de precios, sobre el 'si lo encuentra más barato le abonamos la diferencia'. Del análisis de éste se concluyó tanto que es una fórmula para lograr un mercado más competitivo como que, en algunos casos, se detectan señales de todo lo contrario, es decir una forma de conocer las desviaciones de los precios pactados, ya que son los usuarios los que advierten de la existencia de un precio menor al del establecimiento. Otro de los experimentos se centró en la gestión del mercado acuífero. El resultado de éste concluye que, al contrario de lo que ocurre habitualmente en el mercado, en el que se tiende a la descentralización, en el caso de un mercado complejo como el acuífero, la concentración de la información en pocas manos es más beneficiosa. El comportamiento humano ante el riesgo ha sido otra de las cuestiones experimentadas en las que no han podido ser confirmadas teorías tradicionales como la de la 'utilidad esperada' o la teoría prospectiva. Respecto a los precios también han experimentado con simulaciones de previo pago y pago por visión en las que, debido a que el mercado está identificado, los productores pueden incidir en mayor medida sobre los consumidores.

Estos experimentos no sirven únicamente para desarrollar o contrastar teorías económicas. También pueden servir de base de economía aplicada o como instrumento didáctico aunque, hasta hace un mes, la economía experimental todavía era discutible.

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