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Columna
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Incongruencias

Aúllan las rachas del viento de Poniente que se enredan en forma de fuego entre el matorral y el escaso arbolado valenciano del Mas d'en Queixa, del Barranco de Sacos, del término municipal de Xeresa. Parece como si fuese el desapacible Poniente quien articulara las comarcas del norte, centro y sur del País Valenciano debido, en parte, a una meteorología incongruente con respecto al calendario de noviembre. Aunque no son sólo el fuego, las rachas de viento o las temperaturas en ascenso, las únicas incongruencias del hoy valenciano. Porque si la congruencia es la concordancia o la correspondencia lógica de una cosa con otra, la realidad política y social valenciana hace sentirnos con frecuencia ciudadanos de la luna. Andamos, por ejemplo, a la cabeza en materia de comportamientos asociales que perturban la convivencia y aumentan no poco la delincuencia. Las elecciones autonómicas y locales están a la vuelta de la esquina, y se enciende la luz de alarma en las mentes de nuestros hombres públicos. Aterrizan entonces, en esta franja costera, poderes y potestades del gobierno de Aznar y portavoces de la leal oposición del PSOE en Madrid. Acebes, Aguirres, Michavilas y Calderas vienen a coincidir, si se escuchan sus voces y no sus ecos, en que los valencianos vivimos inseguros y en que hacen falta más y más eficaces policías, porque cada día hay menos y además envejecen. Loado sea el Dios del Sinaí que tales realidades descubre a poderes y potestades en tiempos poco tranquilos y preelectorales. Los planes del gobierno, para mitigar la inseguridad, incluyen la incorporación de 20.000 nuevos agentes, y la leal oposición habla de incorporar 45.000 en los próximos cinco años. Magnífico, pero incongruente. Incongruencia en una derecha que aparcó el tema durante años y que sabe de economía; que no desconoce que un mayor número de agentes supone mayor gasto, mientras reduce o elimina impuestos como el IAE. Esta derecha nuestra parece no haberse enterado de que hace más de veinte siglos el escritor latino Tácito indicó que 'ni la paz en las naciones puede mantenerse sin ejército; ni el ejército sin pagas; ni las pagas sin tributos'. Y Tácito además de escritor fue político y cuestor, es decir, recaudador de impuestos. Pero, al cabo, centrar únicamente la cuestión en un tema policial es congruente con la derecha de cualquier sitio. Como congruente en la izquierda, más o menos centrista, ha sido siempre orientar la cuestión hacia la profilaxis social y la prevención en vez de reducir el tema al número de uniformados que patrullan nuestras calles. Y ahí la leal oposición y su portavoz Jesús Caldera hacen aguas incongruentes. En primer lugar porque sólo concretizan el número de agentes y los años, y no concretizan la investigación, los programas transversales con la actividad urbanística (sic) o los programas de integración de inmigrantes, cuestión esta última de mayor calado social y que necesita de un debate abierto y serio en la sociedad, que no lleve a cerrar puertas o a desconsiderar a nuestros conciudadanos extranjeros. Más claridad y menos incongruencia se necesita por donde la oposición. Y es que para incongruencias nos bastan y sobran con las meteorológicas de noviembre, que reducen a cenizas el matorral y el escaso arbolado del País Valenciano en Castellón, Valencia y Alicante.

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