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Jodorowsky vuelve al cine para narrar el conflicto entre dos hermanos

Maribel Marín Yarza

Alejandro Jodorowsky (Tocopilla, Chile, 1929) se considera poeta pero es, ante todo, un personaje inclasificable. Tarólogo, terapeuta, novelista, guionista de cómics, actor y director de teatro, proyecta ahora retomar una ocupación que abandonó 'porque las americanadas invadieron el mundo': la dirección de cine. Lo anunció ayer en la XIII Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián, que le ha rendido homenaje con la proyección de las películas El Topo, Fando y lis, La montaña sagrada y Santa Sangre, dentro del ciclo Perversa América Latina.

Hace tiempo que Jodorowsky proyectaba rodar una película 'sobre la historia de dos hermanos, Caín y Abel, que entran en conflicto y luego se convierten en uno sólo'. Pero la técnica aún no se lo permitía. Ahora que con lo digital 'todo es posible', recupera el guión para contar una historia inspirada en lo que pasa hoy. 'Estamos en las guerras fraticidas. Antes se luchaba contra un dictador pero ahora entre hermanos', dijo, 'como vemos en Israel, en Yugoslavia o en otros lugares'. Jodorowsky regaló ayer una charla sobre sus filias -la honestidad y la belleza de las pequeñas cosas- y sus fobias. Hollywood, dijo, 'produce abortos, filmes que son sólo publicidad de la CIA'.

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