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Reportaje:

El baile entra en las aulas

Cinco compañías de danza contemporánea llevan sus coreografías a los campus

Piruetas, contorsiones y ruptura de moldes que nada tienen que ver con la repetida imagen de una fría tarima desde la que predomina el discurso unidireccional de la enseñanza universitaria. Desde hace siete años, la danza contemporánea intenta conquistar a los universitarios andaluces. Se trata de un corolario de abstracción movido por la música que rompe la rutina de las facultades. Pocos quedan indiferentes ante esta iniciativa desplegada esta semana en Sevilla, Málaga y Almería. La Asociación Andaluza de Danza abandera esta actividad que el miércoles solicitó en Málaga mayor atención a este arte poco común.

Las cinco compañías que recorrieron los campus de Teatinos y El Ejido arrastraron a más de un millar de alumnos durante tres horas. Alysson Maia, brasileño integrante de la asociación, argumenta la elección del lugar: 'Buscamos a la gente joven y le traemos el espectáculo porque se es reacia a ir al teatro a ver danza contemporánea'. La explicación la da mientras vigila que ningún coche irrumpa en el escenario humano formado por alumnos frente a la Facultad de Ciencias.

'La modalidad contemporánea mezcla más lenguajes que el ballet clásico, por eso se adapta a espacios pequeños, lo que a veces es mejor', apostilla. Poco antes, en Medicina, Alicia Cantos experimentó con esos espacios cortos entre intérpretes y público cuando una esbelta bailarina le lanzó, sin mala intención, una canica con la boca. Era parte del espectáculo de Erre que Erre, en el que participó esta estudiante de primero de Biología y del que no se libró algún periodista que rondaba por allí.

Alicia Cantos, a sus 19 años, también está a punto de finalizar el grado medio de Danza Clásica en el Conservatorio de Málaga. Acostumbrada al ballet, le llama la atención el contacto entre bailarines y espectadores: 'Debe ser difícil bailar con la gente tan cerca, pero a la vez puede dar más confianza', explica mientras le esperan para ver la siguiente sesión.

Dentro del papel de representación ambulante, la caravana de la danza usaba paneles tanto para callar a los chismosos como para arengar a las masas en la sesión de vítores. Una actriz sevillana encarnaba el papel de guiri repelente como jefa de ceremonias. Su afán didáctico le llevó a enseñar algunos pasos. Escogió a quienes contemplaban la reflexión escénica sobre la inmigración de la compañía Málaga Danza. Y mientras alguno había interrumpido su clase quejoso por el ruido, el profesor de Economía Juan Carlos Martínez Coll, fue de los pocos que se enroló en la jornada artística: 'La formación humana es vital. Hoy la persona no puede ser unidimensional, y la universidad falla en eso', comentó. En Medicina, Maru, Marisa y Laura apuraban los minutos previos a un examen con emociones encontradas por la impulsividad de Erre que Erre. 'Esto es mejor que el MIR', reían.

La Expo abrió el camino

Sólo hace algunas semanas que se ha iniciado el grado superior de Danza en el Conservatorio de Málaga, equiparable a un título universitario. Pero la irrupción de la danza contemporánea en Andalucía se produjo a partir de la Exposición Universal de Sevilla en 1992. Según Alysson Maia, de la Asociación Andaluza de Danza, la aportación cultural de los países que participaron abrió ese camino. Una década después, este colectivo que agrupa a compañías de pequeño y mediano formato, inunda de actuaciones la primera veintena de noviembre. 'El nacimiento de compañías en Andalucía es reciente, pero la gente que las compone ya tiene experiencia. Aquí están Málaga Danza, Date Danza de Granada, Danza 88 de Cádiz y un núcleo muy consolidado en Sevilla', explica Maia. Es en la capital andaluza donde se concentra el Mes de la Danza, con presencia en las plazas y calles más emblemáticas y concurridas. Es la forma de contravenir la corriente: si el público no va a los teatros, el espectáculo va a ellos, parece ser el lema. 'A veces, el mejor escenario para estas coreografías que se acercan al teatro es la calle', comenta Maia, quien cree que en grandes teatros es difícil crear algunos ambientes más directos. No obstante, la evolución de la danza contemporánea en Andalucía no ha sido un camino de rosas. La bailarina cordobesa Laura Lizcano emigró a París, donde amplió su formación. Se muestra crítica y reclama más atención: 'Es verdad que ahora hay más interés, pero vienes a la Universidad y te encuentras que no se va mucho al teatro. La gente se cree que la danza contemporánea es difícil de entender, pero no es así, es algo actual que cuenta cosas cotidianas'. El gran objetivo es el público joven, capaz de asimilar una oferta menos rígida que la vertiente clásica: 'Todo el mundo sabe cómo es El Cascanueces, pero aquí encuentras un mundo más abierto en el que te implicas más', asegura Alysson Maia. Viendo la buena acogida en los centros universitarios, la asociación pretende implantar un circuito de danza contemporánea en todas las universidades andaluzas. De momento han pasado por las dos sevillanas, Málaga, Jaén y Almería.

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