La gran noche de Bush

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ha sido el gran ganador de la noche electoral. Ambos partidos políticos desarrollaron campañas que se apiñaban en torno a un centro difuso, aunque los candidatos republicanos en Estados clave consiguieron agarrarse a los faldones de un presidente popular. El partido del presidente Bush ha conservado su dominio de la Cámara de Representantes y ha derrotado a atractivos candidatos al Senado en Estados como Georgia, Colorado y New Hampshire.

La campaña electoral de este año recordaba a uno de esos reality shows en los que se envía a unos cuantos a una aventura a veces interesante, siempre estresante, mientras el resto de nosotros mira con diversos grados de interés y terror. (...) Los perdedores sostendrán que cada candidatura se ganó o se perdió debido a cuestiones estrictamente locales. Eso es verdad en algunos Estados. (...) Pero, en conjunto, los republicanos han triunfado gracias a la popularidad personal de Bush y a su hábil estrategia. El partido del presidente ha negado a los senadores demócratas la oportunidad de aprobar leyes populares sobre recetas médicas para los ancianos y el establecimiento de un Departamento de Seguridad Interior al acompañarlas de píldoras políticas envenenadas que los demócratas no podían tragarse. Bush arriesgó a continuación su propia posición política sumándose a una prolongada y dura campaña en lugares donde las candidaturas se decidían por un estrecho margen, animando a la base republicana y recordando a los votantes indecisos de qué lado estaba. (...)

Nueva York, 6 de noviembre