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El largo viaje del 'camarada Demián'

Con su nombramiento como consejero de Trabajo, Industria, Comercio y Turismo, Antoni Fernández Teixidó (Barcelona, 1952) culmina un largo viaje político que en tres décadas ha convertido al camarada Demián en uno de los dirigentes más próximos a Artur Mas, la esperanza del centro derecha para retener la Generalitat tras 23 años de presidencia de Jordi Pujol.

En la transición, Fernández Teixidó fue un activo militante de Liga Comunista, un grupo trotskista que en las primeras elecciones democráticas, las de 1977, preconizó la abstención. Dos de sus ex compañeros recuerdan que tomó el nombre inspirándose en un personaje de una de las novelas de Hermann Hesse, el relato iniciático de un joven idealista. Cuando la Liga comenzó el proceso de unidad con la Liga Comunista Revolucionaria, el inquieto Teixidó abandonó el barco y fundó M-37, una entidad anarcotrotskista que tomó el nombre de los sucesos de mayo de 1937 en Barcelona.

Ante el fracaso de la extrema izquierda, Teixidó, hoy titulado mercantil y asesor tributario, dejó la política en un segundo plano y empezó un progresivo viraje hacia el liberalismo, que a mediados de la década de 1980 le llevó a ingresar en el Centro Democrático y Social (CDS), de Adolfo Suárez. Por este partido fue diputado al Congreso por Barcelona y portavoz del grupo parlamentario, que contaba con 19 diputados. Durante varios años fue la cara del CDS en Cataluña y encabezó la lista del partido en las autonómicas de 1988 -el número tres era Juan Martín Toribio, que pasó después a Unió y hoy está imputado en el caso Pallerols-. Su soltura como orador -que le reconocen desde sus ex camaradas hasta los diputados de hoy- no pudo evitar el declive del partido, que fue barrido en las autonómicas de 1992, pese a su desesperado esfuerzo por derivar al CDS hacia un cierto radicalismo liberal, y en las generales de 1993, en las que perdió su escaño en Madrid.

La derrota de su segundo proyecto político le llevó a Convergència Democràtica, partido al que se afilió en 1993 de la mano de Miquel Roca y, tras una corta travesía del desierto, llegó a la ejecutiva en 1996. Siempre se ha situado entre los sectores bien conectados con el mundo empresarial, partidarios de la aproximación entre CiU y el PP.

En 1999 vuelve al Parlament, esta vez como diputado nacionalista, y forma parte del reducido número de diputados al que CiU encarga las tareas más sensibles. Ha sido miembro de la comisión de Industria y de Economía y su bufete privado ha mantenido una intensa actividad, que en ocasiones se ha solapado con su trabajo como diputado: por ejemplo, fue ponente de la ley de equipamientos comerciales y al mismo tiempo lobbista de los gremios de comerciantes, que ayer fueron los primeros en celebrar su nombramiento. Y siguió en primera fila el debate sobre el proyecto de ley para regular TV-3 siendo al mismo tiempo portavoz de la principal patronal de empresas productoras.

Pese a sus magníficas relaciones con Mas y Roca, la llegada de Teixidó al Ejecutivo ha desconcertado a los miembros más activos de la familia del presidente de la Generalitat. Oriol Pujol -secretario general de Industria- y su hermano Josep se quejaron a su padre antes de hacerse público el nombramiento, según fuentes conocedoras del entorno familiar del presidente. Éste se limitó a recordarles que la idea ha sido de Mas y que es a éste al que corresponde dar explicaciones.

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