¡Linda melodía!
Ahora podemos hacernos una idea de la violencia del ciclón que azotó a la música cubana desde principios de los años sesenta. Forjados en la penuria, los cantantes, compositores e instrumentistas que eligieron quedarse en la isla se beneficiaron de las medidas sociales del castrismo, pero entraron en una estructura burocrática que no alentaba la creatividad ni facilitaba la expansión de su carrera. El aislamiento internacional con que se castigó a Cuba fue una losa para bohemios acostumbrados a viajar por Europa y América, que se alimentaban del diálogo con otras músicas (especialmente, las de origen estadounidense).
Surgieron luego los prodigios de la Revolución, formados en conservatorios e inflamados por las consignas del Che y la arrogancia ambiental. Sin embargo, muchos de sus gloriosos predecesores cayeron en el olvido o en la rutina. Hasta que, en los noventa, los rigores del Periodo Especial obligaron a entreabrir la isla al exterior y algunos visitantes atentos se pasmaron al descubrir el tesoro olvidado de los 'viejitos': los más afortunados veteranos lograron salir del pozo negro y disfrutar -sorpresas te da la vida- de una insospechada prórroga profesional.
Pepesito Reyes
Pepesito Reyes (piano) más el grupo Eyeife. Sala Clamores. Madrid.1 de noviembre.
Los ecos del impacto de Buenavista Social Club llegaron hasta Palma Soriano, en el Oriente cubano. Allí languidecía Pepesito Reyes, pianista de rica trayectoria que tuvo participación activa en la conformación de Guajira guantanamera, el himno nacional que compuso Joseíto Fernández. Pepesito, ya un octogenario, volvió a grabar -para Yerbabuena, brioso sello español de Virgin- y pudo comprarse un piano para su casa.
Nunca sabremos cuál hubiera sido la evolución de Pepesito de no haber sido arrastrado por aquella marejada histórica: si se conformó poniendo su talento al servicio de otros, si renunció a ambiciones de solista, si el jazz pudo ser una opción. En su CD y en sus conciertos, Pepesito complace las expectativas del público internacional antes de permitirse algunos caprichos.
La gira actual de Pepesito -que le llevara también por escenarios catalanes- cuenta con el respaldo de Eyeife, un sexteto de jóvenes cubanos instalados en Granada. Con ellos, el pianista desgrana un repertorio clásico -guajiras, sones, boleros, danzones, afros, Lecuona- más algunas piezas originales de Julio Rodríguez Delet, líder de Eyeife. Es una propuesta de vuelo corto que se justifica cuando Pepesito toma el protagonismo: no se trata de un virtuoso pero todo lo que toca tiene duende. Sus dedos brillan en Almendra o Pare cochero, mientras que Guantanamera pasa sin pasión, a pesar de la interpolación de Stormy weather.
En los bises, brota otro Pepesito: el amante de los estándar estadounidenses. Temas como As time goes by pierden su actual carácter de fondo ambiental para hoteles y se hinchan con el deleite del pianista, que tal vez recuerde sus años neoyorquinos. Y sus compañeros de gira no pueden evitar exclamar: '¡linda melodía!'.
Babelia
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