La subida del consumo interno y las penalizaciones de la UE marcan la 'histórica' campaña oleícola

La mayor campaña oleícola de la historia, con una producción nacional -por encima de 1,4 millones de toneladas- se ha visto acompañada por un incremento en el consumo interno de aceite de oliva. El precio medio por kilo de grasa se sitúa en torno a 1,90 euros, una cantidad considerablemente superior al de la campaña anterior. Como contrapunto, los agricultores recibirán la mitad de las subvenciones europeas a causa de las penalizaciones impuestas por haberse duplicado la cantidad máxima garantizada establecida en la OCM del aceite de oliva.

El consumo medio mensual de aceite durante el año ha sido superior a las 100.000 toneladas, un cálculo en el que se incluyen la cantidad que se ha exportado y la consumida en el mercado interior. A falta de los datos de consumo de octubre, la Agencia del Aceite de Oliva aportó en su última reunión las cifras más significativas, expuestas en Jaén por la organización agraria Asaja. Así se ha destacado que el rendimiento medio del aceite se ha situado en el 21,94% y se pronosticó que 240.000 toneladas de aceite que quedarán de enlace entre la campaña que ahora ha finalizado y la que se iniciará con la recogida de la aceituna en diciembre estarán almacenadas en las almazaras y en el Patrimonio Comunal Olivarero. Otras 60.000 más son las que se calcula que aún se venderán.

En este encuentro, según explicó ayer el portavoz de la organización agraria, Luis Carlos Valero, se puso de manifiesto que al mercado exterior le afecta más que al interior las variaciones de precio que experimenta el producto. En el conjunto del país hay una fidelidad al consumo de aceite de oliva, por lo que las ventas se mantienen aunque se produzcan ligeras variaciones en el precio final. En esta campaña el consumo interior se ha incrementado sustancialmente y han crecido espectacularmente las exportaciones, lo que indica, según Valero, que existe fluidez en el mercado.

Las exportaciones este año superarán las 500.000 toneladas, teniendo en cuenta que hasta el mes de agosto ya habían salido de las almazaras españolas -esencialmente las andaluzas por ser la primera región productora- un total de 489.000. Esa cantidad ya supera en 5.000 toneladas el conjunto de las exportaciones del año anterior y aún faltan por contabilizar las ventas de los pasados meses de septiembre y octubre.

Valero aseguró que el aceite de oliva goza de 'buena salud', ya que es un producto asumido sin problemas por el mercado, incluso en épocas de grandes cosechas.

Esta visión optimista no se comparte desde otras organizaciones agrarias, como la Unión de Pequeños Agricultores, desde donde se pone de manifiesto la regresión que significa para agricultores con explotaciones reducidas la rebaja en el cobro de las subvenciones. Hay olivareros, según esta organización, que están en el umbral de la rentabilidad aún cuando se producen cosechas con producciones tan espectaculares como la pasada.

Modulación de ayudas

La misma opinión se comparte desde la Junta de Andalucía, que aboga por una modulación de las ayudas que impida que grandes extensiones copen la mayor parte del dinero que llega desde Bruselas. El consejero de Agricultura, Paulino Plata, también ha lamentado que en el mercado de origen todavía no se observen prácticamente diferencias entre el precio que se paga por un aceite de calidad, como los vírgenes, y los lampantes que tienen que ser refinados.

Por otro lado, la campaña de este año se prevé mucho menor. Según el primer aforo de aceite de oliva realizado por Agricultura, la cosecha que se recogerá a partir de diciembre será un 40% inferior a la del año pasado. Andalucía tendrá una producción con derecho a ayuda comunitaria de 784.732 toneladas, de las que 698.532 corresponden a aceite de oliva y el resto a aceituna de mesa y aceite de orujo.

La extrapolación de los datos al resto de España implica una producción total nacional de 962.755 toneladas. Tampoco en el resto de países productores se esperan grandes cosechas, por lo que la salida del aceite nacional tiene buenas perspectivas y un horizonte de estabilidad de precios.