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Reportaje:

Escenas improvisadas entre clase y clase

Los ganadores del premio municipal para jóvenes creadores teatrales llevan su espectáculo a los alumnos de diez institutos

Los alumnos del instituto vallecano Tirso de Molina no sabían lo que era la improvisación teatral. Ayer comprobaron que se trata de algo divertido. Lo supieron después de ver la obra Chop suey de la Liga de Improvisación Madrileña, que, tras ganar el premio 2002 para jóvenes creadores teatrales del Ayuntamiento de Madrid, se va a representar en 10 institutos de la capital.

Los 90 alumnos de primero de bachillerato que esperaban expectantes en el salón de actos del Tirso se quedaron un poco estupefactos cuando los cinco actores les pidieron que escribiesen alguna frase o palabra en un papel. 'Lo que pongáis servirá de motor para nuestra representación', explicaban mientras los chavales se afanaban en escribir sus frases en unas cartulinas.

'Nos llevaron a ver 'Peribáñez y el comendador de Ocaña' y nos gustó, pero esto es más espontáneo'

Y así fue. Las 10 escenas de la obra no figuraban en ningún guión. Los actores improvisaban cada historia a partir de las frases recolectadas del público que iban sacando de un bombo con la música del La, la, la de Massiel. Alguien escribió 'Payaso' y eso dio lugar a una pequeña pieza sobre un cómico que, tras varios fracasos, acaba acudiendo a una entrevista del INEM para trabajar como animador de la tercera edad.

Algunas frases eran raras e incluso rebuscadas, pero siempre acababan convertidas en historias. Como una que decía, ni más ni menos: 'Chin Chan es el mejor: caracoles, recórcholis, je, je vooh'. Cualquier persona ajena al arte de la improvisación se desmayaría antes de poder representar algo a partir de ese título. Pero no fue el caso: la expresión dio lugar a una entretenida escena de un pedante que acude a una tienda de libros de viejo a comprar un ejemplar de Madame Bovary y, pese a sus remilgos, acaba enganchado a un tebeo con las aventuras de Chin Chan que le ofrece el pícaro librero.

'Qué guapo, tío', comentaban algunos alumnos. Los mismos que soltaban expresiones de fastidio cada vez que alguna de las frases elegidas tenía alguna connotación romántica. Cuando salió la frase 'La vida sin amor no tiene sentido' abuchearon, pero poco después, cuando escucharon que el siguiente título sacado del bombo decía 'I Love you' ya no pudieron más y empezaron a comentar que 'tanto rollo' se debía a que en el salón de actos 'había demasiadas niñas'.

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Pero las historias no eran nada ñoñas. Como la de los estudiosos de la Real Academia que debaten si deben incluir en el diccionario expresiones como pastis y potar o la de los espectadores de una película de terror que acaban siendo víctimas de un siniestro acomodador.

Hugo Sánchez, de 17 años, que, pese a su nombre, asegura no tener nada que ver con el fútbol, salió muy satisfecho del salón de actos. 'Lo han hecho muy bien porque además ha sido muy entretenido', aseguraba este estudiante de bachillerato por la rama de ciencias. Sus amigos Rubén y Antonio asentían a su lado. 'El otro día nos llevaron también a ver la obra de Peribáñez y el comendador de Ocaña y nos gustó, estuvo bien, pero la verdad, ésto es más espontáneo', aseguraba mientras se encaminaba a clase de inglés.

Tamara Mateos, de 17 años, hizo pellas a una clase para ver la obra. 'Pero me lo ha permitido el profesor, ¿eh?', puntualizaba bajo la mirada atenta de otro docente. Ella tenía un especial interés en acudir a la representación porque forma parte del grupo teatral del instituto, el Colectivo El Tirso, creado hace 23 años. Así que su opinión tenía un matiz más profesional. 'Yo también he actuado en institutos y sé que es muy difícil meter a los alumnos en la obra, por eso creo que esta gente lo ha hecho muy bien, porque ha arrastrado al público', aseguraba.

Mercedes Serrano, profesora de lengua y literatura y coordinadora del colectivo El Tirso, explica que éste 'es el grupo de teatro escolar más premiado de la región'. 'En este centro valoramos mucho el teatro, cuatro o cinco veces al año llevamos a los chavales a salas comerciales. Así que cuando vimos la posibilidad de traer esta obra aquí no lo dudamos', añade.

Pero, según Serrano, la vocación teatral del Tirso tiene un pequeño obtáculo: la falta de un salón de actos adecuado. 'Hace 23 años, cuando empezamos con el grupo de teatro, en el centro no había salón de actos y tuvimos que habilitarlo en una antigua capilla. Como tiene deficiencias, llevamos años pidiéndole a la Comunidad que lo mejore, pero todavía no lo hemos conseguido', explica esta profesora.

Un 'chop suey' de estilos

El chop suey, la famosa comida china que mezcla carnes, mariscos y vegetales, inspiró la obra que ayer presentó la Liga de Improvisación Teatral ante los escolares vallecanos. 'Ese plato es una mezcla de ingredientes y estilos, como nosotros', explican los seis miembros de la Liga (www.impromadrid.com), casi todos veinteañeros.

Lo singular en esta obra, como en todas las de improvisación, es que cambia totalmente cada vez que se representa. 'Lo que hemos escenificado en el Tirso de Molina no tiene nada que ver con lo que haremos en el resto de institutos', explica Ainhoa Vilar, una de las actrices. A partir de las frases del público, ellos se reúnen durante unos segundos y deciden cuál va a ser el arranque de cada escena. Después cada actor va interviniendo en ella con lo que se le ocurre, aunque aplicando técnicas. Por eso el resultado es siempre diferente.

Esperan que el premio del Ayuntamiento (6.010 euros), al que se presentaron otros ocho grupos, les ayude a darse a conocer y a conseguir bolos. 'Nos dedicamos a dar clases de improvisación y a otras cuestiones relacionadas con la escena, pero nos gustaría vivir de lo que interpretamos. Lo difícil es entrar en el circuito comercial con la improvisación', añaden.

El grupo se formó hace ocho años en el taller de teatro Asura, en Cuatro Caminos, que llevaba uno de ellos, Pablo Pundik, el más veterano. Han participado en numerosos matches de improvisación, una especie de juego-teatro-deporte en el que dos equipos de actores se enfrentan en un cuadrilátero y el público decide quién representa mejor diferentes escenas. En noviembre viajarán al Festival de Teatro Deportivo de Amsterdam.

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