Violencia en Chechenia
El secuestro de casi 800 rehenes en Moscú por una banda armada de chechenos trajo la guerra a casa. (...) Familiares de los rehenes y otras personas afirmaron que habían terminado prestando atención a una guerra que parecía estar demasiado lejana, públicamente llamaron al fin del conflicto. (...) La cuestión volvió a las páginas de los periódicos de Moscú. Pero después de que las fuerzas especiales tuvieran éxito al liquidar a los secuestradores y pusieran final al punto muerto, cualquier atisbo de esperanza de que el presidente Putin propusiera hablar de paz recibió un golpe mortal.
Pero ¿tiene que ser así aunque aceptemos la imposibilidad política y práctica de conversaciones de paz? Borís Nemtsov, que se contaba entre los que estaban intentando mediar con los secuestradores, dijo que mientras las negociaciones continuaran, las zachistki, u operaciones de limpieza en Chechenia, pararían. (...) Si la aplicación de la ley sirviera para tratar por igual a chechenos y otros ciudadanos rusos cada día, y no sólo cuando pistoleros chechenos están amenazando con un baño de sangre en un teatro lleno de rehenes, se daría un paso pequeño pero decisivo para la paz. (...)
Si Putin decide tratar a todos los chechenos como terroristas e infligir un daño mayor en su república (...), justificará su causa y colaborará a crear nuevos militantes empeñados en la venganza, pero él puede intentar romper el círculo de la violencia y empezar a tratar a los chechenos como ciudadanos amigos.
Moscú, 29 de octubre
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