Gasol, año II, palabras mayores
Tras su gran debut, al español se le pide que se codee ya con los grandes de la NBA
'Lo tiene todo para ser uno de los grandes', 'posee las virtudes para ser el corazón y el alma de los Grizzlies del futuro'... Frases por el estilo acompañan el nombre de Pau Gasol en todas las predicciones de los analistas de la NBA. Los halagos provienen de sesudos y veteranos entendidos que rehúyen la adulación y son más propensos a los dictámenes severos, cuando no ácidos.
Gasol ha enamorado definitivamente a la NBA, no cabe duda. Pero él es consciente de que, después de su esplendoroso primer año, en el que arrasó en la elección del mejor rookie (novato): 117 de los 126 votos emitidos, en la segunda temporada se le va a exigir como a las grandes figuras. Y esa exigencia va a partir de su propio feudo, en la fastuosa Pirámide, donde el entrenador, Sidney Lowe, se la juega en el primer año de Jerry West. El hombre que durante 25 años construyó la leyenda de los Lakers está ahora a las riendas del ambicioso proyecto emprendido en Memphis -se prevé la construcción de otro pabellón- y no va admitir resultados discretos.
Gasol, que la pasada temporada anotó 17,6 puntos y capturó 8,90 rebotes por partido, ha ganado en peso y ha sido adiestrado de manera intensa en la corrección de su tiro desde dos y tres metros con el objetivo evidente de que actúe cada vez más en posiciones interiores.
La gran duda, más que sobre el rendimiento de Gasol, recae sobre el de un equipo, los Grizzlies, que la pasada campaña sólo pudo sumar 23 triunfos por 59 derrotas. Se espera mucho de la incorporación de un pívot como Drew Gooden, brillante con la universidad de Kansas, cuarto en el último draft y cuyo juego en la pretemporada ha sido prometedor. Pero el talón de Aquiles de los de Tennessee estuvo el año pasado en su línea exterior, empezando por su base, Jason Williams -todos se preguntan qué habría sido de haber continuado Bibby en el equipo-. Refuerzan la línea exterior Person y el croata Giricek y también Dickerson, practicamente inédito la pasada temporada a causa de una lesión.
La NBA, por cuarto año consecutivo, vuelve a girar en torno a Los Ángeles Lakers. Instalado en la sencilla ecuación que le permite sacar el mejor coeficiente de contar con el mejor técnico y los dos mejores jugadores del campeonato, Phil Jackson, Shaquille O'Neal y Kobe Bryant, lleva tres años cantando victoria. Pero cada vez hay más equipos que azuzan a los angelinos, que el año pasado ya le vieron las orejas al lobo en el excitante e igualadísimo séptimo partido con el que resolvieron su duelo ante los Kings de Sacramento. Fue el duelo de la Conferencia Oeste, que viene siendo una final anticipada dada la endeblez de los equipos del Este desde que concluyó la racha del Chicago en 1998. No se han reforzado gran cosa los Lakers mientras que los Spurs de San Antonio, los Kings y los Nets de Nueva Jersey continúan en fase ascendente. Los Lakers, como casi siempre, han empezado piano piano, privados de O'Neal, operado tardíamente de una lesión en el pie derecho. Los Kings han apostado fuerte por Bibby, al que han renovado por siete años y 80 millones de euros, y se han reforzado con Keon Clark, un jugador de 2,11 metros procedente de los Raptors que puede apuntalar el rebote y dotar de mayor capacidad de contraataque al equipo de Rick Adelman.
San Antonio ha intentado mejorar su capacidad anotadora para no dejar solo ante la a canasta a Tim Duncan. Su segundo mejor anotador la pasada campaña, David Robinson, sólo promedió 12,2 puntos. Con estos dos jugadores tan sólidos como siempre en la defensa, ha reclutado al argentino Ginobili y espera sacar partido de la velocidad, a veces atolondrada, de un jugador que hace honor a su nombre, Speedy Claxton.
Pero el equipo que más se ha reforzado ha sido el Nueva Jersey. Los Nets le han buscado un relevo de garantías a Kidd con la contratación de Childs (Toronto) y han reforzado su defensa cerca del aro con Mutombo (Filadelfia). Otro equipo que se ha reforzado a base de bien es el de Jordan, el mito que a sus 38 años puede afrontar su última temporada. Los Wizzards de Washington -que eligieron a Navarro en el puesto 40 del draft- han reclutado a Jerry Stackhouse y al veterano Charles Oakley, ex compañero de MJ en el Chicago.
La NBA, cuyo honor quedó mancillado en el reciente Mundial, ganado por Yugoslavia, se fija cada vez más en el mercado exterior con la incorporación masiva de jugadores. Y es que los viejos héroes, como Ewing, Olajuwon o Mourning, van retirándose sin encontrar relevos de garantía. Además de recuperar a jugadores como Sabonis (Portland), entre los recién llegados están el chino Yao Ming y Raúl López, aunque el base español no podrá jugar esta temporada tras la operación que fue precisa para reparar los ligamentos de su rodilla derecha y que fue practicada por los médicos del Utah, su nuevo equipo.
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