Recompensa a la paciencia

Cuestión de paciencia. El Espa-nyol la tuvo ayer. La situación se le ponía de vértigo cuando, a los 15 minutos, el Málaga ganaba por 3-1. Pero incluso antes de recibir el tercero los hombres de Ramón Moya ya tenían el control del partido gracias a la superioridad en el centro del campo. Musampa no tuvo presencia y Romero anduvo limitado a cuestiones defensivas. Esto propició que Sandro fuera ampliamente superado por el pivote Roger-Morales.

El Málaga, con todo de cara, vio quebrada su racha de buenos resultados en la que llevaba 16 partidos oficiales consecutivos sin conocer la derrota. El equipo de Joaquín Peiró fue un muñeco de trapo para su rival, que le sometió a base de presión. Los andaluces sólo se acercaron a Argensó con un juego directo que buscaba las carreras de Dely Valdés y Darío Silva entre los espacios que dejaba el cuadro catalán, apremiado por la necesidad. Los contragolpes no fueron aprovechados y el Espanyol sabía que la remontada era muy posible. Le faltaba la conexión con Milosevic y Maxi Rodríguez y sólo encontraba la solución del disparo lejano. Tampoco rentabilizaba las bandas.

En el segundo periodo el encuentro cambió por completo con un Espanyol revolucionado gracias a la entrada de Tamudo y, sobre todo, de Iván de la Peña que se hizo dueño del centro del campo y dirigió con maestría a su equipo para llevar el peligro a la meta malagueña.

El conjunto catalán salió lanzado y, en apenas 11 minutos, igualó el choque. Primero fue el yugoslavo Savo Milosevic el que acortó distancias y, posteriormente, transformó un gol el propio Tamudo.

Sólo tras este empate el Málaga decidió reaccionar. A esas alturas, Peiró ya había desmantelado su centro del campo, excepto Musampa, ante el evidente naufragio. Manu dejó algún detalle, pero el Espanyol tenía ya la sartén por el mango. Liberados de la tensión del resultado, la necesidad era para los hombres de Peiró, que perdieron su amplia renta ante el esfuerzo y la tenacidad del Espanyol.

Con De la Peña, Martín Posse y Tamudo en el campo, el equipo periquito manejó mejor un partido que entraba en una fase final de alternativas. El Málaga era más impetuoso y el Espanyol respondía con peligrosos contraataques.

El equipo catalán, que en los dos partidos que ha contado con Moya en el banquillo ha sumado 6 puntos, siguió llevando la iniciativa y falta de 4 minutos para el final el argentino proveniente de Newell's Old Boys, Maxi Rodríguez, culminó un gran contragolpe y marcó de tiro cruzado que significó la victoria.

La paciencia dio la victoria al Espanyol.