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La criptonita de Supermario

Los elogios y las bendiciones siempre tienen un fin. Esta semana, Mario Monti lo ha podido comprobar en sus propias carnes con las dos decisiones del Tribunal de Primera Instancia anulando dos vetos que él mismo impuso a dos operaciones de fusiones empresariales. Su vigorosa actuación contra los carteles, su firmeza en las condiciones impuestas a las fusiones entre grandes compañías en sus estrategias de expansión o su lucha incansable contra las ayudas públicas en defensa de la libre competencia le han valido el apodo de Supermario. Pero los jueces han demostrado dónde está el talón de Aquiles del todopoderoso comisario europeo.

'Ha sido una semana dura para la política de control de las fusiones de la Comisión y, por supuesto, para mí, que nunca olvidaré', reconoció en rueda de prensa Mario Monti. No es para menos. Bruselas ha vetado hasta la fecha 18 fusiones de un total de 2.100 analizadas desde 1989. De ellas, ocho las firmó el propio Monti desde que asumió la poderosa cartera en octubre de 1999. Cinco fueron recurridas ante el Tribunal de Primera Instancia por las empresas afectadas. En el caso Airtours-First Choice escurrió el bulto tras la anulación hacia el trabajo desempeñado por el equipo de su antecesor, Karel van Miert.

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Pero en los casos Schneider-Legrand y Tetra Laval-Sidel fueron sus servicios los responsables del examen, igual que en el caso de las eléctricas estadounidenses GE-Honeywell. Esto significa que, en la práctica, Monti lleva perdidos dos casos de dos ante los tribunales. 'Estoy firmemente determinado a que esto no vuelva a suceder', aseguró el comisario después de entonar el mea culpa. Lo llamativo es que todos estos errores de procedimiento se están detectando bajo su mandato, sobre todo desde 2001. Y lo curioso es que coinciden con las duras críticas que se han lanzado contra su persona y contra sus servicios. Elitista, arrogante o integrista son algunos de los calificativos más utilizados por sus enemigos.

El problema es mucho mayor si se tiene en cuenta que en estos momentos está en discusión en el debate sobre el futuro de la UE cómo deben repartirse las competencias entre las instituciones comunitarias. Los argumentos utilizados ayer por los jueces para tumbar la decisión de Bruselas y cuestionar su análisis, como en los dos casos anteriores, son tan concretos y severos que pueden ser utilizados por algunos países, como Alemania, para restar poder a la Comisión en el ámbito de la política de la Competencia.

En el debate se observa un claro enfrentamiento entre los que defienden la aplicación a rajatabla de las normas y los que defienden más flexibilidad para favorecer a la industria europea. Sin olvidar las críticas lanzadas desde Estados Unidos tras el veto a la fusión GE-Honeywell. Pero Monti dejó clara ayer una cosa: 'Estas dificultades lo único que hacen es reforzar más mi vigorosa e incansable aplicación de las reglas de la competencia'. 'He dedicado todas mis energías a ello durante los últimos tres años y continuaré haciéndolo', concluyó.

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