'Utilizo a los hombres para criticar a las mujeres'
Maitena (Buenos Aires, Argentina, 1962) es además de madre veterana -dos hijos de 22 y 20 años- y de más reciente factura, con una niña llamada Antonia -de dos años de edad que tiene que sufrir las giras promocionales de su madre-, una fina analista del comportamiento humano. Los lectores del El País Semanal pueden seguir cada semana con la serie Mujeres alteradas, sus historietas, que con inteligente humor analizan las paradojas de las relaciones humanas, sobre todo las afectivas. Desde 1999 publica cada día un chiste gráfico en el diario argentino La Nación. Raquer Editorial acaba de lanzar un libro recopilatorio con 150 de estas pequeñas instantáneas de la vida cotidiana. El título de Superadas es un recuerdo a su padre.
'El humor ha cambiado de lugar. Ahora está al servicio de la publicidad'
Pregunta. Superadas. ¿Por qué o por quién?
Respuesta. Esas superadas era el término que empleaba mi papá, que era muy conservador, para definir despectivamente a las mujeres divorciadas, las que tomaban anticonceptivos o se psicoanalizaban. A mí también me veía un poco superada.
P. ¿Se ha encontrado cara a cara con alguna de sus superadas?
R. Siempre creo que voy a tener mala onda si me cruzo con ellas. Pero no, la gente suele utilizar mis historietas como un modo de subliminar su circunstancia, de hacerla más soportable. Una vez se me acercaron tres señoronas que parecían las auténticas boludas operadas y se mostraron encantadas con mis cómics.
P. Sus historietas y sus chistes gráficos se publican en varios periódicos de Europa y América Latina. ¿Existe un modelo de comportamiento humano universal?
R. Desde Shakespeare, creo que ya podemos hablar de las relaciones humanas en general. Lo que existe, y así se refleja en mis historietas, son los guiños a situaciones que sólo se dan en contextos locales.
P. Así que sus personajes son universales.
R. Bueno, mis historietas no serían muy corrientes en Estados Unidos, ya que mis mujeres nunca van en coche, quizá porque yo no conduzco.
P. ¿Esto quiere decir que usted se mezcla con sus personajes?
R. No necesariamente, mi trabajo no es exclusivamente autorreferencial.
P. Pero dispara fuerte contra los hombres.
R. No. Soy especialmente crítica sobre las mujeres. Al hombre lo utilizo para criticar a las mujeres. Pero me dirijo a todo el mundo, no hago cómic de mujeres.
P. No hay un personaje fijo en su trabajo.
R. Mis personajes son los temas. Si utilizara uno fijo no tendría tanta libertad.
P. Su trabajo exige reflexión. ¿Qué ha aprendido de ello?
R. Creo que estudiando los caracteres de la gente me he hecho más tolerante y autocrítica.
P. La política, ¿no la toca?
R. Sigo haciendo un chiste diario para La Nación, y tal como está Argentina es una frivolidad que hables de operaciones de cirugía estética y no hagas ninguna referencia a la verdadera realidad. Pero en Superadas no he incluido ninguno de estos chistes.
P. Usted proviene del mundo del cómic. Argentina ha dado grandes firmas.
R. Ahora han desaparecido las revistas. Subsisten los fanzines, pero ocurre que el cómic es esencialmente juvenil y ahora los jóvenes están con otras cosas. Yo he dibujado cómic erótico, colaboré con casi todas las revistas de cómic argentinas, pero ya desaparecieron. Ha sucedido como en España: hubo una época en que había muchas publicaciones. Yo había colaborado con Makoki.
P. ¿Se sigue haciendo humor bueno?
R. A mí me gusta el humor transgresor, como el de Fontanarosa, o un poco bestia, como el de Vuillemin o Ralf König, pero creo que actualmente el humor ha cambiado de lugar. Ahora está al servicio de la publicidad.
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