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La oposición llama hoy a la huelga general para exigir la salida de Chávez

Juan Jesús Aznárez

La huelga de hoy en Venezuela, exigiendo la renuncia del presidente Hugo Chávez o elecciones anticipadas, tiene una duración de 12 horas, pero quiso ser indefinida. No fue posible porque el Gobierno maniobró para impedirlo, alejando de la protesta a sectores claves de la economía, la oposición exhibe divisiones y los militares y EE UU guardan distancias. Otra era la situación el 11 de abril, cuando una manifestación reprimida a tiros fue seguida por un golpe castrense y el derrocamiento de Chávez durante 48 horas.

El paro convocado por las principales organizaciones de empresarios y trabajadores y por la Coordinadora Democrática paralizará buena parte de las actividades laborales, sin causar, salvo imponderables, la caída de un gobernante diestro en restar apoyos a un proyecto revolucionario que había sido impecable en su enunciado. Pudo haber logrado consensos para aprobar unas reformas estructurales que la mayoría aceptaba después de 40 años de corrompido bipartidismo. Pero las impuso, alimentó rencores, la crisis económica y las torpezas abatieron su popularidad y el país quedó dividido en dos bandos. La huelga será secundada por los cuadros de Petróleos de Venezuela, pero será ignorada por la mayoría de la plantilla.

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Sindicatos controlados

Tampoco parará la metalurgia, los transportes públicos ni los funcionarios, más de un millón en una nación de 26 millones de habitantes, según fuentes oficiales. Sus sindicatos están controlados por simpatizantes del Gobierno y las cesiones en los contratos colectivos hicieron su efecto. Cerca de un millón de comercios, unas 3.000 industrias, los principales medios de comunicación y los sindicatos han anunciado que interrumpirán sus actividades.

'Tenemos muchas razones para no salir', dijo Luisa Chiossone, secretaria general del Bloque de Prensa Venezolano, que agrupa a 34 diarios. 'Hemos sido agredidos cada vez más'. Chávez les acusa de golpistas y mentirosos. La última huelga promovida por la patronal Federación de Cámaras y la Confederación de Trabajadores, en abril, tuvo un carácter indefinido y culminó con el derrocamiento del jefe de Estado. Al tercer día de aquella movilización, una masiva marcha hacia Miraflores fue disuelta a tiros. Los 17 muertos activaron un golpe militar que llevó a la detención del presidente y al golpe. La reacción de una parte de las Fuerzas Armadas y las manifestaciones gubernamentales, entre otros factores, determinaron su regreso al poder el 14 de aquel mes.

Saliendo al paso de los rumores de un nuevo cuartelazo, el Ejército advirtió en un pronunciamiento institucional de que 'no intervendrá ni como árbitro ni como parte en escenarios de alta tensión política y social'. [Chávez, aseguró ayer que los servicios de información abortaron un plan para asesinarlo. 'Hemos abortado un magnicidio', afirmó Chávez, en la transmisión radial y televisiva de su programa dominical 'Aló, Presidente', desde el Palacio Presidencial de Miraflores].

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