'No queremos vivir como marqueses con los padres'
Belén Cortés, de 25 años, es profesora y está en paro. Salvador Rodríguez tiene 27 y un empleo eventual en un hotel. Llevan seis años de novios, quieren casarse y tener casa propia. Tras dos meses de búsqueda están desanimados. Con un sueldo de 1081 euros no pretenden mucho, una casa modesta y de segunda mano. Pero ya les han negado un préstamo. 'No comparto la idea de que los jóvenes quieran vivir como marqueses en casa de sus padres. Nosotros queremos emanciparnos, pero yo no tengo trabajo y la vivienda está por las nubes', se queja Belén. Salva aclara: 'No pretendemos vivir por encima de nuestras posibilidades. El Gobierno debería dar facilidades a los jóvenes para su primera vivienda'. A ambos las palabras del ministro Francisco Álvarez Cascos de que los precios han subido porque han aumentado los sueldos les ha sentado a cuerno quemado.
'No podemos dejar que nuestra vida gire 30 años en torno a pagar una deuda, sin poder estar nunca malo o sin quedarte en paro', insiste ella. Salvador espera que la situación cambie. Aunque a continuación aclara: 'No porque la vivienda baje de precio, sino porque Belén consiga trabajo'. Tal y como están las cosas, Salva confiesa que empieza a relegar la idea de comprar una vivienda de 72.000 euros. 'Pero si te metes en un piso pequeño hasta te tienes que plantear si puedes tener familia o no', objeta de inmediato.
Belén es, sin proponérselo, la voz de miles de jóvenes: 'No esperamos una supercasa, sino una vivienda digna, razonable de precio y que nosotros convirtamos en un hogar'.
Cuentan que, cuando le denegaron el préstamo, salieron tan desanimados que echaron una Primitiva. Belén saca entonces su mejor sonrisa y en broma le reprocha a su novio: 'Ahora nos faltan cuatro euros más para el piso'.
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