San Sebastián abre su mayor galería dedicada al arte contemporáneo
Una treintena de piezas de Manolo Valdés inauguran la sala Kur
El circuito de galerías donostiarras cuenta con un nuevo reclamo para atraer a coleccionistas y aficionados al arte. La sala se llama Kur, tiene 250 metros cuadrados de espacio expositivo y su ambición es convertirse en escaparate de las más variadas propuestas del arte contemporáneo. La galería inicia su andadura con una exposición de óleos, dibujos, obra gráfica y escultura del valenciano Manolo Valdés.
La inauguración de Kur (Paseo de la Zurriola, 4, junto al Kursaal), a la que asistió el propio Manolo Valdés junto a su familia, supuso ayer un acontecimiento cultural en San Sebastián, una ciudad que no está sobrada de galerías y que no cuenta con otra sala con un espacio expositivo tan amplio.
Su responsable, Juan Mari Arriaga, ha puesto 250 metros cuadrados al servicio del arte, diseñados además para un análisis sereno de las propuestas. Mesas y sofás invitan al visitante a tomarse su tiempo para analizar sin prisas los trabajos expuestos, fundamentalmente contemporáneos, según su impulsor. 'Vamos a seguir una línea de arte contemporáneo, abierta a artistas autóctonos, del resto de España y también extranjeros', explica.
Kur desarrollará su trabajo en colaboración con la galería Marlborough de Madrid y con la Fundación de Guillermo Muñoz Vega. Arriaga se plantea realizar al menos una muestra de arte hiperrealista al año y una exposición colectiva de becarios de dicha fundación. Pero no se marca de partida ningún límite a su labor. En Kur podrán verse muestras de todas las disciplinas artísticas, desde pintura a escultura, fotografías o instalaciones.
Arte e inversión
Para su estreno, Arriaga y su compañera de trabajo, Maite Murillo, han apostado por un valor de lo más seguro: Manolo Valdés, figura imprescindible del arte español de la segunda mitad del siglo XX, coincidiendo con la antológica que le dedica el Guggenheim Bilbao.
La muestra de la galería donostiarra, que permanecerá abierta hasta el 18 de diciembre, refleja la versatilidad del artista y la iconografía propia que ha ido creando a lo largo de su trayectoria, marcada en buena medida por la reinterpretación de la historia del arte. En la sala pueden verse un total de 34 obras: dos esculturas -una Mariana y una mesa-bodegón de madera-, cuatro óleos de gran formato, doce dibujos, algunos de ellos sus famosas reinterpretaciones de las meninas, y 16 obras gráficas.
La galería continuará su labor con la difusión de la obra de Gregorio Iglesias. Así tratará de hacerse un hueco en una ciudad que carece de un gran mercado artístico. 'Aquí no hay cultura del coleccionismo y además la gente no ve el arte como inversión. Y si se compra bien el arte es siempre una inversión segura', asegura Arriaga.
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