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El jazz, la poesía y la guerra, en un espectáculo de Heiner Goebbels

'Paysage avec parents éloignés' es la primera ópera del compositor

'Hoy día sólo se pueden contar historias si no se pretende presentarlas como un todo'. La frase es de Heiner Goebbels y se aplica de maravilla a su nuevo espectáculo, Paysage avec parents éloignés, cuyo estreno mundial ha tenido lugar en Ginebra. Es su primera ópera y, aunque respeta alguna de las convenciones del género, en modo alguno es un relato lineal, lo que llamamos una 'historia'.

Goebbels es el más godardiano de los compositores y, como el cineasta suizo, procede por iluminaciones, por destellos que surgen del choque de materiales diversos, del encuentro en el escenario de aires de jazz, discursos filosóficos, música minimalista, reflexiones sobre la pintura pop, poemas, consideraciones sobre la guerra, música atonal, textos de memorias y country music.

El patchwork cobra sentido a partir de la relación que se establece entre imagen, música y texto, a veces complementarias, en la mayoría de los casos en abierta contradicción como cuando los actores-músicos, vestidos de personajes de western, glosan las delicias de la vida en EE UU, mientras el recitante cita a Henri Michaux para referirse al 'esfuerzo inútil de los neoyorquinos levantando rascacielos, tan fáciles de sobrevolar'.

Giordano Bruno, Michaux, Michel Foucault, Gertrude Stein, François Fenelon, Nicolas Poussin, Leonardo da Vinci y T. S. Eliot son algunos de los convocados para elaborar el libreto. Goebbels los utiliza para hablar de nuestro mundo, de las formas sociales, de la guerra, la historia o el lenguaje. De ahí el título, referencia a Poussin, a quien admira porque 'sus paisajes no están focalizados en una perspectiva central, en un personaje o grupo, sino que se ofrecen a la mirada de una manera abierta, en la que todos los detalles tienen la misma importancia'. El espectador puede elegir, su atención puede desplazarse de un sitio a otro, preferir al recitante David Bennent, al tenor Georg Nigl o dejarse llevar por los fenomenales músicos del Ensemble Modern. Y ¿qué decir del acto consagrado a Las Meninas, de Velázquez?

El espectáculo en conjunto es interesantísimo, a veces deslumbrante, en otros momentos fatigoso e irritante, siempre provocador. Son imágenes y reflexiones que pueden angustiar a un contemporáneo.

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