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Nuevas excavaciones en el cerro del Carambolo revelan su importancia en la cultura tartesia

Los arqueólogos piensan que este enclave albergó un poblado de grandes dimensiones

Reyes Rincón

Los resultados de las excavaciones arqueológicas que se están llevando a cabo en el cerro del Carambolo, en Camas (Sevilla), como paso previo a la construcción de un hotel, van a suponer un hito en la investigación de la cultura tartesia. Por el momento, se han encontrado restos de un pavimento realizado con conchas marinas y cantos rodados, cuatro hornos, muros de adobe y numerosas piezas de cerámica, que dejan constancia de que este enclave fue algo más que un santuario fenicio y una fosa ritual, como se interpretaba hasta ahora.

En el transcurso de las últimas excavaciones que se realizaron en la parte alta del cerro apareció, en 1958, el Tesoro del Carambolo, compuesto por un conjunto de piezas de orfebrería de oro labradas. El coordinador de aquella excavación, Juan de Mata Carriazo, documentó numerosos hallazgos, pero apenas pudo avanzar en la interpretación de la importancia histórica de este enclave porque la mayor parte del solar estaba ya ocupada por unas instalaciones de la Real Sociedad de Tiro al Pichón.

Cuando la Junta ordenó el derribo de éstas para empezar la construcción de un hotel, en la primavera del año pasado, se encontraron importantes restos protohistóricos en varios puntos del cerro, por lo que se decidió continuar con la excavación de todo el área, de alrededor de 3.700 metros cuadrados. La delegación municipal de Cultura de Camas y la promotora del hotel, el grupo sevillano Gabriel Rojas, firmaron ayer un convenio para cofinanciar los trabajos y desarrollar una serie de actividades complementarias, como exposiciones de los restos que se hallen, visitas de escolares al yacimiento y unas jornadas de conferencias sobre el pueblo tartesio.

Los arqueólogos que coordinan la excavación, Álvaro Fernández y Araceli Rodríguez, consideran que los nuevos restos hallados van a resultar determinantes para definir la importancia de la parte alta del cerro del Carambolo dentro de la cultura tartesia, que habitó el suroeste de España entre los siglos VI y VII antes de Cristo. Desde que apareció el famoso tesoro, se han hecho numerosas interpretaciones sobre el uso que le dio el pueblo tartesio a este enclave y las últimas apuntaban a que aquí se ubicaban una fosa ritual para sacrificios y un santuario fenicio.

Pero los resultados de las excavaciones reflejan que, casi con total seguridad, aquí se asentó un importante poblado que pasó por diferentes fases y en la que se trabajaba con metal y con hueso, y había actividad ganadera e industria alfarera, como demuestran los hornos hallados en las nuevas excavaciones. La parte alta del cerro en el que se alzaba este poblado era un punto estratégico desde el que sus habitantes podían controlar la entrada y salida de barcos entre el Guadalquivir -que entonces abarcaba casi desde el pie del cerro hasta donde hoy se ubica la Catedral de Sevilla-, y el mar, que llegaba hasta la localidad de Coria del Río.

De lo que ya no están tan seguros los arqueólogos es de si se van a encontrar restos dignos de ser conservados in situ. Según Fernández, el grado de conservación de lo hallado hasta ahora es 'sólo medio' y la mayoría de los restos están 'cortados' por tuberías y otras infraestructuras de los saneamientos de las antiguas instalaciones de tiro al pichón. No obstante, los arqueólogos no descartan que cuando las excavaciones superen la cota hasta la que llegaban los subterráneos de los anteriores edificios, se hallen más restos y en mejor grado de conservación.

Hasta ahora se han encontrado varias piezas de cerámica roja y negra de la denominada de tipo Carambolo -porque se documentó por primera vez en la excavación que llevó a cabo Carriazo en 1958-, una cuenta de collar de hueso pulido, cuatro hornos de alfarería, piezas de cerámica de retícula bruñida, restos de muros de adobe y un amplio pavimento realizado con cantos rodados y conchas marinas y que probablemente perteneció a un patio porticado.

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Sobre la firma

Reyes Rincón
Redactora que cubre la información del Tribunal Supremo, el CGPJ y otras áreas de la justicia. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora de información local en Sevilla, corresponsal en Granada y se ha ocupado de diversas carteras sociales. Es licenciada en Periodismo y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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