Banderas
Una bandera es un trozo de tela pegado a un palo que se llama asta, bandera viene de bando y de banda y los que forman bandas se llaman bandoleros y portan banderolas, cuando los bandoleros consiguen imponer su banda sobre otros bandos en un territorio, su banderola pasa a denominarse bandera y el territorio conquistado se llama patria. La patria es la tierra de los padres y de los patriarcas pero se le dice madre y se suele escribir con mayúsculas, Madre Patria, para darle más énfasis a los lazos afectivos y atraer a los niños a la noble causa del patriotismo. Al patriotismo exagerado se le llama patrioterismo y el patriotismo casi siempre se exagera, porque está bien visto ser más patriota que nadie, dar la vida por la patria y por la bandera que es su símbolo más excelso.
Todas las banderas tienen una historia de sangre, Wifredo el Velloso, Guifré el Pilós, se limpió los dedos de sangre en un trapo amarillo y le quedó una bandera que daba gloria verla. La bandera española no es exactamente roja y amarilla, sino roja y gualda, la gualda es una planta que proporciona un tinte dorado y que hoy día solo se utiliza para hacer referencia a la bandera de España, porque el amarillo es un color con mal fario mientras que el dorado es otra cosa. La bandera española era blanca, un color que producía desastrosas confusiones en el campo de batalla porque parecía que los del bando español siempre estaban a punto de rendirse que era justo lo que nunca hacían si hemos de creer, más vale que no, en lo que contaban los libros escolares de historia. Carlos III cambió la blanca por la rojigualda, bandera mediterránea, que ya utilizaba la marina española por lo de las equivocaciones antes citadas.
Los colores de la bandera española son los de la sangre y el oro, o los del vino de Jerez y el de La Rioja, como dice una copla muy adecuada para interpretar en ceremonias patriótico-etílicas a la hora de los brindis, con vino español, por supuesto. La bandera de la República que sustituía la franja inferior roja por una morada vuelve a verse mucho en las manifestaciones callejeras; la banda morada hacía referencia al pendón de Castilla, pero el morado es también un color penitencial y sufrido como los republicanos españoles.
La bandera española más grande del mundo, que pronto será homologada por el Guinness, es la de la madrileña plaza de Colón. El monumento a Colón, familiarmente conocido como El Pisapapeles queda aún más empequeñecido por esta bandera que para ondear a todo trapo necesitaría un huracán, un tornado, o una tormenta del desierto. La bandera de la plaza de Colón es una bandera española a la americana, a la norteamericana, a la estadounidense y seguro que en Estados Unidos existen banderas aún más grandes porque allí sí que son patriotas. La bandera de la plaza de Colón es un banderazo con el que el Gobierno nacionalista español quiere imponerse en la llamada guerra de las banderas, la más grande gana.
La bandera de la Comunidad de Madrid es una bandera postmoderna y de diseño, una bandera sin sangre que la acredite, y nadie ha peleado nunca por enarbolarla en un balcón. La bandera de Madrid es una bandera de compromiso como la propia Comunidad que representa. La bandera de Madrid venía incluída en el lote autonómico con el himno y el escudo y hubo que inventársela sobre la marcha y en plena marcha de la movida. Pero inventarse una bandera no es moco de pavo ni grano de anís, porque los estudiosos del tema -que para darse más importancia se llaman vexilólogos- son muy tiquismiquis con las cosas de la Heráldica, las gules y los sinoples. Yo no sabía de la existencia de la vexilología, ni siquiera estoy seguro de que se escriba así, hasta que me enteré por los periódicos de la existencia de un instituto catalán de la materia que funcionaba con fondos de la Generalitat.
La bandera de Madrid es una bandera hospitalaria que parece el estandarte de una cadena hotelera, la bandera de Madrid no participa en guerras de banderías pero es un buen logotipo identificativo en ferias, congresos y certámenes. Si me gustaran las banderas, creo que la de Madrid acabaría gustándome y por eso espero que nadie la convierta nunca en un trapo sucio de sangre.
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