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Entrevista:ANTONIO CARVAJAL | Poeta | SIGNOS

'El poema es una partitura mal anotada'

Antonio Carvajal (Albolote, Granada, 1943) es uno de esos extraños islotes de la poesía actual. Premio Nacional de la Crítica en 1990, autor de 18 libros de poemas de los que la Universidad granadina va a editar un exhaustivo estudio de cada uno de ellos, Carvajal está considerado como el autor más prolífico de la llamada Generación del 68 y el 'moderno poeta del Siglo de Oro'. Hace una semana presentó en Madrid Mariana en sombras, su primera incursión en el mundo del teatro.

Pregunta. Usted se caracteriza por el uso de la métrica clásica en un tiempo en el que es lo que más tratan de eludir los poetas.

Respuesta. Es interés por la métrica y pasión por resolver los problemas del ritmo en la poesía. El ritmo es un fenómeno que todos percibimos, pero que nadie sabe definir. Es como la belleza: la captamos, pero no sabemos en qué consiste. Para mí, la afición a la métrica es anterior incluso a mi interés por la poesía. Me la inculcó Elena Martín Vivaldi.

P. ¿Por qué los poetas de hoy prescinden de ella?

R. Ahora hay una especie de autodidactismo rítmico por parte de la mayoría de los poetas, muchos de los cuales no se esfuerzan en conocer su oficio. Un poeta que no sabe de métrica es igual que un ciclista que está muy bien dotado, pero que no conoce las técnicas del ciclismo. Mucha gente confunde métrica con rima, y rima con percusión, que son cosas que no tienen nada que ver. La métrica es esa forma de afinar el oído para ver las sutilezas del poema. También se ha descuidado mucho el silencio en la poesía, que ya no se sabe valorar, cuando, en poesía, el silencio es tan importante como lo es en música.

P. Veo que relaciona la poesía con la música...

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R. Es que un poema es como una partitura musical poco y mal anotada. Al lector de poesía a veces se le exigen cosas sorprendentes: que, además de entender el fondo del poema, le dé todos los elementos rítmicos que no están marcados, como el tono, la velocidad, los tiempos...

P. ¿Por eso gusta tanto oír a los poetas recitando su obra, porque así es como debería ser leída?

R. No. El poeta, leyendo, es sólo un ejemplo de ejecución, pero no siempre es el modelo. No todos los poetas son modélicos. Hay algunos, como Cernuda, que leían bastante mal y otros, como Aleixandre, que leían maravillosamente. Neruda leía muy bien sus Veinte poemas de amor y fatal su Canto general.

P. Algo así como los grandes compositores que son incapaces de dirigir bien su propia obra...

R. Eso es. Hay que saber desplegar muy bien la palabra en el tiempo. Las palabras son elásticas, unas palabras se unen con otras, se estiran, se alargan o se acortan. Las palabras no son adoquines, sino algo que se modula. Llega a haber momentos, incluso, en que la poesía no necesita del entendimiento. Atrae sólo con sonidos, como la música.

P. De usted se ha dicho que es uno de los grandes clásicos del siglo XX.

R. Eso es injusto, porque el gran clásico del siglo XX es Jorge Guillén.

P. ¿Tiene la sensación de que en estos tiempos se menosprecia a los clásicos, a Góngora, a Calderón...?

R. Las corrientes dominantes de hoy son las que tienen una gran facilidad expresiva. A veces llegan a ser de una monotonía versal increíble, hasta el punto de que muchos lectores de poesía empiezan a rechazar esa pobreza. Yo ahora estoy trabajando en Poemas mágicos y dolientes, de Juan Ramón Jiménez, y he encontrado cantidad de registros expresivos impresionantes. Eso es algo que hoy no se tiene mucho en cuenta.

P. Desde su visión ¿qué representa García Lorca, con cuál de sus obras se quedaría, con Romancero gitano o con Poeta en Nueva York?

R. Lorca es un puro milagro ya desde el Libro de poemas . Quienes debemos explicarlo sabemos que su grandeza no está ni en el mito ni en la propaganda, sino en su maestría. Para mí hay una foto de lo que es la poesía del siglo XX, y ésa es la foto en la que aparecen Lorca, Aleixandre y Cernuda.

P. Una pregunta manida, pero recurrente. ¿Qué es lo que tiene Granada para dar tanto poeta?

R. Lo mismo que tiene para dar tanto pintor y tanto músico. Tradición y emulación. Hay una gran tradición poética, y mucha emulación en el sentido de que uno se dice: 'Fulanito ha hecho esto. Yo hago lo mismo, pero mejor'. Hay muchos valores en Granada: García Montero, por ejemplo. También poetas que se están dedicando a otras cosas y que deberían volver a la poesía, como Justo Navarro. Granada tiene también una cualidad curiosa: es una ciudad muy esquizofrénica, en la que se mueven artistas con una enorme libertad en un ambiente en el que hay un núcleo detentado por gente que defiende los eternos valores de lo ibérico y lo romano, ésa que desprecia a los moriscos.

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