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Reportaje:

Un pueblo pendiente de un hilo

Telefónica ha retirado la única cabina pública de Madarcos, un municipio de 30 vecinos, el menos habitado de Madrid

Todos los habitantes de Madarcos cabrían en menos de ocho metros cuadrados. Cualquier calle de Madrid, por pequeña que sea, tiene más vecinos que este pueblo, de apenas nueve kilómetros, situado en el norte de la región. Las 30 personas que viven en Madarcos, según el último censo del Instituto Nacional de Estadística (INE) cerrado el pasado 31 de agosto, tenían hace 10 días una cabina de teléfono pública en la plaza del pueblo. Ahora ya no tienen ni eso.

Telefónica decidió retirar la única cabina de Madarcos el 4 de octubre. El aparato ya no está en la plaza porque su mantenimiento era 'caro y complicado', ya que era un modelo 'antiguo' que está 'descatalogado', según informó ayer la empresa.

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El pueblo y hasta el Defensor del Pueblo pusieron el grito en el cielo cuando vieron el hueco que había dejado el teléfono, que llevaba allí desde 1996. Aunque Madarcos está situado en una zona con cobertura para teléfonos móviles y cuenta con 20 líneas de telefonía fija, los madarqueños quieren un teléfono público. Lo tendrán pronto, según Telefónica. Será un aparato más moderno que el anterior, un modelo Endor 'de última generación'.

El defensor del pueblo, Enrique Múgica, fue el primero en pedir a la compañía que no dejara a Madarcos sin cabina. También el PSOE, a través de José Cepeda, responsable de Comunicación de la Federación Socialista Madrileña, pidió la conservación del teléfono. Cepeda recibió la noticia de que próximamente se instalará uno nuevo en el pueblo con satisfacción, ya que así se ha conseguido preservar 'un derecho básico de los ciudadanos: tener una mínima infraestructura de telecomunicaciones'.

Cepeda criticó también la actitud del Gobierno regional, que no ha defendido los derechos de un pueblo regido por un alcalde del PP. EL PAÍS intentó ayer, sin éxito, hablar con el regidor, Baltasar de la Vega.

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Los madarqueños apenas gastaban tres euros al mes de media en el terminal público, según informó un portavoz de Telefónica. Aun así, los vecinos quieren tener una cabina en el pueblo. Se preguntan qué pasaría si a alguno de ellos se le estropeara su línea privada, si quisieran hacer una llamada íntima sin ser escuchados por el resto de su familia o si un visitante sufriera un accidente y necesitara pedir ayuda urgentemente. 'Si alguien llama a mi puerta por la noche, yo no abro', afirma Félix García, un jubilado de 74 años. 'Aquí viene mucha gente. Los fines de semana hasta doblamos la población. Si a alguien le pasara cualquier cosa, necesitaría un teléfono público para llamar'.

El pueblo más cercano a Madarcos es Buitrago de Lozoya, a 10 kilómetros de aquél y a unos 80 de la capital. Cada tres horas aproximadamente pasa un autobús hacia la localidad vecina. El primero para a las 7.15. Es el que coge a diario Óscar Vargas, de 15 años, para ir al instituto de Buitrago. En Madarcos no hay ningún centro escolar. 'Casi todos tenemos teléfono fijo', dice Óscar, 'pero aquí viene mucha gente, sobre todo en verano, así que hace falta una cabina pública'.

Madarcos es el pueblo más pequeño de la región. De las más de 8.000 localidades que hay en España, siete tienen los mismos habitantes que Madarcos. En 96 de ellos viven menos de 30 personas, y en cuatro pueblos, menos de 10. Illán de Vacas, en Toledo, es el municipio con menos habitantes censados: cinco.

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