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Un premio nacional y 8.000 papeletas electorales

Madarcos, el pueblo más pequeño de la región, recibió en 1997 uno de los premios más prestigiosos de la arquitectura española: la IV Bienal del Consejo de Colegios de Arquitectos. El galardón recayó ese año sobre uno de sus principales edificios, un centro municipal que asemeja un cubo y que carece de ventanas. Sin embargo, los vecinos, acostumbrados a una arquitectura más tradicional, acogieron el premio con cierto escepticismo.

El edificio fue inaugurado en 1996 por la Comunidad. Las obras costaron 27 millones de pesetas. Consta de dos bloques: uno dedicado para salón de reuniones y otro para Ayuntamiento y clínica. Ambas edificaciones, carentes de ventanas, están separadas por un pequeño callejón. La luz entra por tragaluces, cristaleras y ventanucos. El conjunto es obra de los hermanos Emilio y Rodrigo Pemjean y Carmen Martínez.

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Un pueblo pendiente de un hilo

Rodrigo Pemjean reconoció que los vecinos querían 'algo más convencional, con ventanitas y cosas así'. 'Pero ésa no es la arquitectura tradicional de la sierra. Las verdaderas casas de esta parte de la región cuentan con pocas ventanas. Hemos respetado la tipología tradicional y la hemos adaptado a lo moderno'.

Pero no es la única sorpresa que aguarda en este minúsculo municipio. Seguramente es el pueblo donde la oferta electoral es la más grande de España. En las elecciones de 1995, la Junta Electoral envió 8.000 papeletas para sólo 26 electores.

La presidenta de la única mesa electoral del pueblo, Teresa Sanz, mostró entonces su extrañeza: 'No sé para qué nos mandan tantas papeletas. Tenemos unas quinientas por cada partido político que se presenta a la Comunidad', comentó. 'Cuando acaben las elecciones las venderemos al peso porque dicen que el papel está muy caro', añadió un vecino. Pero si para la Comunidad en Madarcos tenían 8.000 papeletas, para elegir alcalde no pasaban de cuarenta. 'No sabemos qué significa ésto. Podían haber equilibrado un poco más los montones', bromearon los vecinos.

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