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Entrevista:JOSÉ MARÍA PÉREZ, 'PERIDIS' | Director de 'Las claves del románico'

'Los animales venden en televisión, las piedras no'

José María Pérez, Peridis, nació en Cabezón de Liébana (Cantabria), pero es palentino de adopción. Antes de convertirse en arquitecto probó suerte en el fútbol. Colgó las botas y se rodeó de escuadras y cartabones y comenzó a rehabilitar edificios históricos. Lleva 25 años estudiando el románico, los mismos que le atan a la tira diaria de humor en EL PAÍS. Ahora, su pasión por la arquitectura le ha llevado a dirigir la serie de TVE Las claves del románico.

Pregunta. ¿Cómo surgió la idea de realizar esta serie?

Respuesta. Hace 25 años empecé a recuperar el monasterio de Santa María la Real, de Aguilar de Campoo. Íbamos por los pueblos con un juglar explicando las iglesias románicas y enseñábamos a ver el románico con los sentidos, a disfrutar de un arte rural y cercano. Esa asociación se convirtió en la Fundación Santa María la Real, responsable de la Enciclopedia del románico en Castilla y León. De esa experiencia divulgadora surgió la idea. El presidente de la fundación, el profesor Fuentes Quintana, me dijo: 'Tienes que hacer una serie como la de Labordeta'. Después, el realizador Elías Andrés [La transición] me confirmó que podría tener interés para TVE. Finalmente, Caja Duero apoyó la iniciativa y empezamos a rodar.

P. ¿Planteó muchos problemas el rodaje?

R. Sí, porque hemos rodado con cinco equipos. La idea era contar el arte como si fuese un cuento. Técnicamente, contamos con equipos muy competentes de TVE que han participado en programas como Al filo de lo imposible.

P. ¿Sigue el espíritu de la serie Si las piedras hablaran?

R. Ha sido un referente lejano. Antonio Gala encontró la historia y la poesía de las piedras, alejándose de la erudición para contar lo que se debe contar de forma entretenida para el gran público.

P. ¿Ha pensado en prorrogar la serie con el estudio del románico más allá de Castilla y León?

R. La idea es hacer un periplo por la España húmeda, desde Santiago de Compostela, Asturias, Cantabria, La Rioja y Navarra, hasta Aragón, Cataluña y el entorno de Madrid, Cuenca y Guadalajara. Pero los documentales de arte son difíciles de afrontar porque las piedras no venden, no hay drama, ni luchas; los de animales, sí.

P. Pero ha obtenido una audiencia apreciable.

R. Nos siguen en torno al millón de espectadores, aunque el horario, solapado por el Telediario 1, no es el mejor. Se trata de una serie muy barata -cinco millones por capítulo- y espero que el año próximo empecemos a rodar otros 13 episodios. Queda todavía mucho por contar.

P. ¿Ahondaría en otro estilos arquitectónicos?

R. Sin duda, pero hay que buscar un hilo conductor que la gente pueda entender, huir de lo erudito y hacer de cicerone sin bajar el nivel, extractar lo sustancial y no entrar en la anécdota. Hay que demostrar que el arte es ameno y divertido.

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