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Un juzgado investiga la grabación y venta de un vídeo sexual entre menores en Vitoria

Preocupación en el colegio por las secuelas que puede dejar en la alumna y su familia

El País

El Juzgado de Menores de Vitoria investiga a un numeroso grupo de estudiantes de un colegio privado de la capital alavesa por grabar un vídeo de contenido sexual, posiblemente con engaños, y ponerlo a la venta posteriormente en el patio y en las aulas. Varios adolescentes engañaron a una compañera de clase a la que filmaron mientras hacía el amor con su novio, otro menor, y luego intentaron sacar dinero con la venta de copias de la cinta. La joven fue llevada a un inmueble por su novio, mientras que unos amigos, compinchados con él, según fuentes próximas al caso, obtuvieron a escondidas las imágenes de la relación. La cinta se vendía a siete euros. Los menores tienen entre 13 y 15 años.

En el Juzgado de Menores están declarando un buen número de estudiantes, más de 20 según algunas fuentes, para tratar de esclarecer quiénes fueron los responsables de la ejecución del plan. Según fuentes jurídicas, los menores podrían haber incurrido en varios delitos contra la intimidad y la libertad sexual, además del comercio con ese tipo de imágenes no autorizadas.

Los hechos se produjeron antes del verano, cuando todavía no había acabado el curso. Aunque el juzgado mantiene la máxima discrección, dada la condición de menores de edad de los implicados, el caso es ampliamente conocido en el colegio, ya que vendieron numerosas copias. Al parecer la denuncia la pusieron los padres de la chica, al enterarse de la existencia de las cintas.

El caso ha suscitado una gran preocupación tanto a la dirección del colegio como a la asociación de padres. En primer lugar, por las consecuencias y secuelas sociológicas que puede generar en la víctima del engaño, una chica de trece años, y en su familia. En segundo lugar por las repercusiones penales que puede tener para quienes urdieron el engaño, ya que se trata de menores.

Más allá de la imagen del colegio, un centro privado religioso de larga tradición y reconocido prestigio en la capital alavesa, sus responsables quieren que el caso se resuelva cuanto antes para evitar que se repita un suceso similar y olvidar rápidamente lo que califican de 'asunto lamentable'.

Los jóvenes montaron un pequeño departamento de distribución. El que hacía las copias del original se las vendía a un tercero a cinco euros, y éste último le cargaba dos euros más por la distribución y venta final. Según otras fuentes, llegaron a rebajar el precio hasta los dos euros para vender más cintas.

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El hecho es que los colegiales pusieron a la venta 'bastantes copias', aunque fuentes próximas al caso no saben precisar su número. Entre los estudiantes más jóvenes del centro ya era conocida la existencia de la grabación y más de uno ha declarado que asistió a reuniones con otros compañeros con el único objetivo de verla. El asunto se extendió como una mancha de aceite en la comunidad escolar del centro.

En la investigación que está desarrollando con gran discreción, el juzgado quiere desentrañar si la relación sexual entre los dos menores, aunque consentida, fue impulsada por el chico con el único objetivo de obtener una grabación, o si ya mantenían relaciones sexuales de forma habitual y él avisó a sus amigos en una de las ocasiones para que se escondieran y les grabaran mientras hacían el amor. Esta segunda tesis es la que se considera más verosímil, ya que otros alumnos del centro relatan que su relación ya era habitual.

Aunque no está confirmado, algunas fuentes del propio colegio conocedoras del caso aseguran que el asunto llegó al juzgado a través de los padres de la chica, que lo denunciaron cuando se enteraron de que había una cinta con la imagen de su hija en circulación. Siempre según esta versión, la chica rompió con su novio cuando se enteró de que había sido grabada la escena en un ático, y de que, además, estaba participando activamente en la venta de la cinta. En ese momento el muchacho, en venganza por la ruptura, envió una cinta por correo a los padres de ella, que denunciaron los hechos. El caso ha levantado un gran revuelo entre la comunidad escolar del centro por la forma en la que se urdió el engaño y porque afecta a menores de 13 y 14 años.

Todavía esta pasada semana se han seguido tomando declaraciones a diferentes alumnos del centro para conocer todos los extremos del episodio.

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