Menos fuerzas, mejor armadas
Cuando el general Mauro del Vecchio, pelado como una bola de billar, vehemente como buen latino, empezó a contestar en italiano, el periodista torció el gesto. Afortunadamente, aquella mañana de junio de 1999, en el vestíbulo del hotel Metohija de Pec (Kosovo), único edificio intacto en una ciudad devastada, estaba el coronel Vicente Díaz de Villegas para echarle una mano. Los medios de comunicación anglosajones no son proclives a doblar a sus entrevistados, así que desde aquel momento el militar español, tocado con el peculiar chapiri legionario, se convirtió para la CNN en la imagen de la División Multinacional Sureste de la Kfor (la Fuerza de la OTAN para Kosovo), a pesar de que contaba con 3.700 italianos y sólo 1.200 españoles.
La multiplicación de las misiones en el extranjero llegó en el peor momento. Cuando se licenció el último recluta forzoso no había más soldados profesionales, sino menos que un año antes.
En torno a la crisis con Marruecos de julio pasado, un mayor número de jóvenes ha mostrado interés por alistarse, y en Defensa se empieza a hablar del 'efecto Perejil'
El hoy general Díaz de Villegas no es una excepción. Los oficiales salidos de la Academia General Militar (AGM) en los últimos años han tenido que acreditar un alto nivel de inglés, y en los planes de estudio está prevista la introducción de una segunda lengua extranjera.
Quizá por su tardía incorporación (España ingresó en la OTAN en 1982, pero no se integró en su estructura militar hasta 1997), el ejército español hizo un considerable esfuerzo para interiorizar los procedimientos operativos de la Alianza Atlántica. Su sorpresa fue descubrir que ejércitos fundadores de la OTAN, como el italiano, hacían caso omiso de ellos. Así que los españoles tuvieron que adaptarse en Pec a la forma de trabajar de los italianos, como en Mostar (Bosnia-Herzegovina), donde forman parte de la División Salamandra, lo han hecho a los franceses.
Aunque hace ahora una década que llegaron a los Balcanes, en noviembre de 1992, los militares españoles siempre han desempeñado un papel subordinado. La jefatura de la Kfor, que el general Juan Ortuño ostentó entre abril y septiembre de 2000, no se le encomendó por su condición de español, sino porque en aquel momento era, por turno rotatorio, responsable del Eurocuerpo, con base en Estrasburgo (Francia), en el que España participa junto a Francia, Alemania, Bélgica y Luxemburgo. Más rocambolesco fue el caso del general de Aviación Francisco José Gómez Carretero, quien hasta septiembre pasado y durante seis meses ejerció el mando interino de la misión de la OTAN en Macedonia, mientras llegaba el nuevo jefe.
Ello no va en demérito de los militares españoles. Al contrario. Si ocuparon estos puestos fue más por méritos propios, pues la adjudicación del mando en las organizaciones multinacionales, como todo reparto de poder, depende de lo que aporta cada país, y ni en Kosovo ni desde luego en Macedonia (donde sólo hay 17 españoles) podía aspirar España a tal responsabilidad.
En 1999, el Gobierno evaluó la posibilidad de enviar una brigada a Kosovo, lo que le hubiera asegurado el mando de una brigada, junto a los cinco grandes (EE UU, Francia, Reino Unido, Alemania e Italia), pero el temor a hipotecarse por tiempo indefinido (ya llevan tres años y no se vislumbra el final) aconsejó limitar el compromiso.
En 2001, en Afganistán, pasó lo contrario: España se anticipó a otros países ofreciendo un batallón de 700 soldados para la Fuerza de Estabilización (ISAF) que pretendía asegurar el orden en Kabul a la caída de los talibanes. Pero el Reino Unido, subcontratado para esta operación por EE UU, rechazó la oferta y reclamó, en cambio, ingenieros, desactivadores de explosivos, helicópteros de transporte y otras unidades auxiliares.
Unidades heterogéneas
Resignado a una función menos vistosa y más ingrata, el ejército español asumió el reto de mantener un conjunto de unidades heterogéneas y especializadas a casi 6.000 kilómetros de distancia y en un teatro de operaciones que se extiende desde Asia central hasta el Cuerno de África. Para trasladar a las tropas hubo que fletar Antonov ucranios, ante la falta de aviones de transporte militar de gran capacidad.
La multiplicación de las misiones en el extranjero le llegó a las Fuerzas Armadas en el peor momento. En diciembre de 2001, cuando se licenció el último recluta forzoso, no había más soldados profesionales, sino menos: exactamente 1.308 menos. La cifra de efectivos de tropa, 74.513, estaba muy lejos de los 102.500 previstos en la ley de 1999. Y no parece que a medio plazo vaya a alcanzarse.
'El proceso de profesionalización no ha fracasado, sencillamente se ha retrasado', sentenciaba el pasado miércoles en el Congreso el subsecretario, Víctor Torre de Silva. Para este año, Defensa se conforma con frenar la pérdida de efectivos y crecer ligeramente. En las últimas convocatorias, en torno a la crisis con Marruecos de julio pasado, se ha observado un pequeño repunte, un mayor número de jóvenes ha mostrado interés por alistarse, y en el Ministerio de Defensa se empieza a hablar del efecto Perejil. Pero se hace en voz baja, por temor a que se trate de un fenómeno pasajero. Y porque el anuncio de que se van a contratar 20.000 nuevos guardias civiles y policías en dos años supone un nuevo revés. Las Fuerzas de Seguridad y las Fuerzas Armadas compiten por el mismo público. Y las primeras juegan con la ventaja que supone ofrecer un sueldo mejor y un empleo fijo.
En diciembre se pondrá en marcha el alistamiento de extranjeros, aunque limitado a los países hispanoamericanos, y no todos, pues la Venezuela de Hugo Chávez ya ha puesto el veto a sus nacionales. Pese a las declaraciones oficiales, subsisten los recelos. Por eso se comenzará con una experiencia piloto, con la idea de incorporar a un máximo de 2.000 efectivos en dos años.
La consecuencia de la falta de tropa es que muchas unidades apenas están al 50% de su plantilla. Y no son las menos operativas. Debido al sistema de captación, los reclutas no se incorporan con frecuencia al puesto donde más se les necesita, sino al que les resulta más cómodo. 'Intentamos orientarlos, pero sabemos que muchos no se alistarán si no encuentran lo que buscan, y no podemos permitirnos ese lujo', admite un responsable de reclutamiento. El resultado es que hay oficinas llenas y pelotones de fusiles vacíos.
Batallón para Kosovo
Para ir a Kosovo, la Brigada Ligera Aerotransportable tuvo que formar un batallón sobre la base de dos, y la agrupación liderada por la Brigada Aragón, que le ha tomado el relevo, reúne a militares de una docena de unidades distintas. No es sorprendente.
Algunos miembros de esta brigada regresaron de Afganistán el 25 de mayo y ya estaban en Kosovo a principios de septiembre para otro periodo de seis meses alejados de sus familias. Hay militares que han estado ya cuatro o cinco veces en los Balcanes. 'La primera vez te hace ilusión, la segunda vas por el dinero, la tercera por disciplina, pero a la cuarta ves peligrar tu matrimonio', confiesa uno de ellos. El problema es especialmente grave en algunas especialidades, como transmisiones, que siempre son necesarias y cuentan con pocos efectivos.
Para hacer frente a esta situación, el ejército ha tenido que adaptarse a un sistema modular. En cada gran unidad hay secciones especializadas que, a la hora de afrontar una operación, se toman como piezas de un puzzle para componer el contingente más adaptado a la misión de que se trate. 'Lo que el general Pérez Alamán dirige se llama División Mecanizada, y parece una división mecanizada, pero en realidad es una gran organización que debe estar dispuesta a aportar en cada momento los elementos que se le requieran', afirma un responsable del ejército. El problema surgiría si alguna vez hubiera que utilizar la División Mecanizada al completo.
A finales de año está previsto reducir en un 20% los efectivos en los Balcanes, que pasarán de 2.500 a 1.950; pero aun así se ha optado porque todas las unidades, y no sólo las de élite, participen en la misión. Así se reparte mejor la carga. Y también los beneficios.
Porque, pese a las penalidades, estas operaciones no sólo han mejorado la imagen de las Fuerzas Armadas y han supuesto una experiencia personal y profesional para sus miembros. También han sido un balón de oxígeno en una época de presupuestos ajustados.
Fuera de España, los militares cobran, además de su sueldo, una prima equivalente como media al 250% del mismo. Y ese dinero no sale del presupuesto ordinario de Defensa, sino de una partida ampliable. Tan ampliable que este año empezó con 60.000 euros y ya va por 315 millones.
Si no fuera por esos fondos, los ejércitos no habrían podido mantener su nivel de operatividad y los buques de la Armada no habrían superado los 160 días de navegación al año, cuando antes apenas llegaban a los 120. Aunque, para completar las tripulaciones de los buques, haya que reclutar voluntarios entre los que están en puerto, a veces recién desembarcados.
La vida resulta muy dura en algunos barcos, especialmente en los más antiguos, y Defensa tuvo que tomar medidas para frenar las epidemias que se declaraban en vísperas de zarpar. Una norma interna ha establecido la obligatoriedad de que el médico militar vise los partes de baja.
'Paradójicamente, los mayores problemas no se plantean en las operaciones reales, a las que la gente acude motivada, sino en los ejercicios rutinarios, cuando no le ven sentido al sacrificio', admite un almirante.
Asalto a Perejil
Una de esas operaciones reales para las que no faltan voluntarios fue la ocupación del islote Perejil, el pasado 17 de julio, y el desalojo del destacamento marroquí que se había asentado allí una semana antes. El ejército comenzó a preparar el dispositivo desde el primer día y ordenó que se artillasen dos HU-10 polivalentes, ya que carece de helicópteros de combate. Para ejecutarlo recurrió a los boinas verdes de Rabassa (Alicante), a los que meses antes se había dotado con los mejores equipos de combate con el objetivo de enviarlos a Afganistán.
La misión no estuvo exenta de riesgos -los helicópteros volaron en la oscuridad, a 20 metros sobre el mar, con la radio apagada y en condiciones meteorológicas adversas-, pero la limpieza en la ejecución y el factor sorpresa permitieron que se saldara sin bajas. El Estado Mayor de la Defensa está todavía digiriendo las lecciones de una crisis en la que los ejércitos tuvieron que poner a prueba su capacidad de coordinación, y en la que, a pesar del éxito, también hubo fallos y carencias. Entre otras, la falta de información. Los asaltantes desconocían cuántos defensores iban a encontrarse o qué instrucciones tenían. Y eso a pesar de que, la tarde anterior al asalto, un helicóptero español estuvo sobrevolando tranquilamente el islote, lo que no resulta muy ortodoxo en un entorno de tensión aguda.
'Perejil estuvo muy bien', afirma un general, 'pero hubiera estado mejor si el asunto lo hubiese resuelto la Guardia Civil en los primeros momentos, como un mero problema de orden público'.
Entre los que intervinieron en la toma de Perejil había una mujer. Su presencia ha dejado de llamar la atención en los cuarteles. Con casi un 10% de los efectivos totales, España es ya el país europeo de mayor presencia femenina en las Fuerzas Armadas. El proceso se ha desarrollado en poco más de una década (la puerta empezó a abrirse tímidamente en 1988) sin escándalos ni, en apariencia, traumas. Aunque subsisten los problemas, como demuestra el hecho de que aunque sean numerosas entre la tropa, las mujeres suponen todavía un porcentaje insignificante de los cuadros de mando. O el dato preocupante de que el año pasado más del 30% de las bajas por depresión en el Ejército del Aire y casi el 50% en la Armada correspondieran a mujeres.
Las Fuerzas Armadas se enfrentan a la multiplicación de sus misiones con un presupuesto prácticamente congelado. Mientras Francia acaba de anunciar un gasto militar de casi 90.000 millones de euros en los próximos seis años, la partida española de Defensa crecerá el año que viene el 2,4%, si se cuenta sólo el ministerio (6.480 millones de euros en total), o el 3,1%, si se suman sus organismos autónomos (7.538 millones). Lo comido por lo servido, una vez descontada la inflación. La causa hay que buscarla en el 2,6% de déficit asumido por Francia, frente al equilibrio presupuestario al que se agarra el Gobierno español.
Fragata a crédito
El secretario de Estado de Defensa, Fernando Díez Moreno, resta importancia a los problemas de financiación. 'Lo importante son los hechos: la fragata F-100 ya navega', afirma. Se refiere al nuevo buque Álvaro de Bazán, entregado en septiembre a la Armada, el primero en Europa con el sistema de combate norteamericano Aegis, con capacidad antimisil.
Esta fragata ha sido financiada con créditos del Ministerio de Industria y Tecnología, que las empresas deben devolver, aunque sin interés, a partir de 2006. Desde 1997, cuando se puso en marcha este sistema, Industria y Tecnología ha dado anticipos para cuatro programas militares por valor de casi 4.000 millones de euros. Su coste global supera los 12.000 millones, el doble del presupuesto ordinario anual de Defensa.
Excluido un crecimiento exponencial de los gastos militares, Defensa confía en que el Tesoro acepte una renovación de los préstamos, que se devolverían en 30 años en vez de 10, y en que la venta de cuarteles (con operaciones inmobiliarias multimillonarias, como la del barrio madrileño de Campamento) y la venta de casas militares (se han enajenado más de 10.000 en tres años) le provea de recursos suplementarios.
Como dice el secretario de Estado de Defensa, al Ejército del Aire no le preocupa tanto cómo se van a pagar los 87 cazas EF-2000, sino tenerlos. Los dos primeros llegarán, con unos meses de retraso, a principios del año próximo, y el primer escuadrón estará operativo, en la base de Morón (Sevilla), hacia 2008. También el Ejército de Tierra contará en el segundo semestre de 2003, un año después de lo previsto, con los seis primeros carros de combate Leopard 2A, mucho más avanzados que los de segunda mano que ahora tiene en alquiler. Aunque el prototipo desfiló ayer por el madrileño paseo de la Castellana, el primer batallón no estará listo hasta 2004. La llegada de los primeros aviones de transporte A400M tendrá que esperar hasta 2011, siempre que las dudas de Alemania no acaben por hacer naufragar el programa.
Si a estos sistemas se suman el nuevo helicóptero de ataque, el submarino S-80 o el buque de transporte estratégico, programas todos ellos que está previsto iniciar el año próximo (siempre con créditos de Ciencia y Tecnología), las Fuerzas Armadas españolas podrán codearse en la próxima década con las mejor dotadas de Europa. Siempre que consigan convencer a suficientes jóvenes de que se pongan el uniforme.
Por qué los españoles no quieren ser soldados
EL BOE DEL PASADO MIÉRCOLES publicó un decreto que reserva a los soldados profesionales el 50% de las plazas de personal laboral del Ministerio de Defensa, y valora como mérito el tiempo de servicio en las Fuerzas Armadas para acceder a empleos públicos, siempre que tengan relación con sus titulaciones. Se trata del último intento por convencer a los jóvenes españoles de que tienen un futuro laboral a través de los ejércitos. La carrera del soldado profesional acaba al cumplir 35 años o los 12 de servicio. La única manera de quedarse es ascender a suboficial, una categoría a la que ya no se puede acceder desde la calle, o conseguir una plaza de soldado permanente, lo que sólo logrará una minoría, aunque está previsto ampliar su número hasta 20.000. Como alternativa, la Guardia Civil reserva la mitad de sus puestos a la tropa profesional.El sueldo base de un soldado es de 521,40 euros al mes, aunque esta cantidad se puede doblar con complementos y triplicar si se llega acabo primero, el empleo máximo previsto para la tropa temporal. Hay una prima de reenganche de tres mensualidades al cumplir cuatro años.Sin embargo, no es el escaso salario la principal queja de quienes abandonan el ejército pudiendo quedarse, alrededor de un 20%. La mayoría critica falta de oportunidades reales de promoción, ya que para poder ascender es preciso que se convoquen las plazas y se tenga tiempo suficiente para preparar los exámenes. También acusan a los mandos de seguir tratándoles como reclutas forzosos y no profesionales.El cierre de numerosos cuarteles ha supuesto un obstáculo añadido para el reclutamiento. Muchos jóvenes no quieren alejarse de su domicilio para encontrar trabajo, y hay provincias muy pobladas y con altos índices de desempleo, como Málaga, donde apenas quedan instalaciones militares (salvo el Tercio de la Legión de Ronda), mientras abundan en otras, como Burgos o Zaragoza, con un índice de paro reducido.El ingreso masivo de mujeres en las Fuerzas Armadas se explica también por la mayor incidencia del desempleo femenino. El nivel de estudios de las mujeres militares es sensiblemente superior al de los hombres. Y aunque Defensa eliminó incluso el certificado de escolaridadcomo requisito para la mayoría de los puestos, sólo el 1% carece de cualquier titulación. Tampoco la elevación hasta los 28 años de la edad a la que se puede ingresar ha tenido incidencia práctica, pues el grueso llega con entre 19 y 22 años.El paso de los años ha confirmado lo que se sospechaba desde que el sistema se puso en marcha: la cantera de la tropa está en unas pocas comunidades. Andalucía aporta casi un tercio de los aspirantes, seguida de Canarias y Madrid. Ceutao Melilla contribuyen más queel País Vasco, Navarra o Baleares.
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