El jefe de la Guardia Civil reconoce que la pequeña delincuencia no baja

El general de la Guardia Civil en Valencia, Teodoro López Fuertes, aseguró ayer que 'el Cuerpo se siente insatisfecho poque el plan contra la delincuencia no disminuye los pequeños delitos'. La AUGC (Asociación Unificada de Guardias Civiles) afirmó, por otra parte, que para hacer frente al incremento que registra la Comunidad Valenciana, un 17% en el primer semestre de 2002, se necesita un mínimo de 1.000 agentes: 500 en áreas rurales, 250 en tráfico y otros 250 en policía judicial.

Las declaraciones del general López Fuertes, en las que reconoció la insatisfacción de la Guardia Civil ante los resultados de la lucha contra el pequeño delito y confió en que el Plan de Lucha Contra la delincuencia sea una 'herramienta eficacísima', fueron realizadas durante el discurso que pronunció en los actos celebrados en la comandancia de Valencia con motivo de la festividad de la Virgen del Pilar, patrona del instituto armado.

Por su parte, el retrato que ayer dibujó la AUGC (Asociación Unificada de Guardias Civiles) de la delincuencia durante el primer trimestre de 2002, destaca que el 25% de los delitos que se cometen en España en las áreas sobre las que actúa la Guardia Civil ocurren en la Comunidad Valenciana; donde también se localiza el 20% de faltas (infracciones penales); el 25% de los delitos contra el patrimonio; el 17% de los delitos contra las personas, el 19% de los delitos contra la libertad sexual, el 23 % de los delitos contra la libertad y seguridad y un 12% de otros delitos, siempre según los datos de la Guardia Civil sobre su territorio. Para hacer frente a esta situación, según AUGC, son necesarios al menos 1.000 agentes.

Fernando Carrillo, presidente de AUGC, señaló que durante la última década se ha producido un proceso de 'ruralización de la delincuencia'. Según él, el aumento de los delitos cometidos en áreas rurales, de vasta extensión y con efectivos de vigilancia sin medios, ha protagonizado un incremento del 86,2% entre 1991 y 2001. Para Carrillo, la explicación hay que buscarla en un conjunto de factores: la Guardia Civil tiende a vigilarse hacia adentro y no vigilar hacia afuera; la migración policial ha supuesto un descenso de 7.500 guardias civiles en España en los últimos diez años; y ha habido un descenso de la inversión del Estado, que en 1995 era del 0,63% del Producto Interior Bruto (PIB) y ahora es del 0,52%.

La falta de agentes y la vigilancia hacia adentro provoca situaciones tales como que en un puesto de Gandia se encuentre un agente -dentro de la aplicación del modelo de vigilancia unipersonal- y vayan a supervisarlo dos mandos con chófer, es decir cuatro vigilando a uno.