La gran victoria de Lula, pero sin Lula

Todo estaba preparado para la gran fiesta. La policía cortó el tráfico en la avenida Paulista, punto de referencia en la primera urbe de Brasil. Una gran tribuna con pantallas gigantes estaba dispuesta para recibir a los líderes del Partido de los Trabajadores. Se esperaban miles, quizá decenas de miles de personas dispuestas a celebrar la victoria de Luiz Inácio Lula da Silva en la primera vuelta de las elecciones. Pero eso era cuando todavía en buena parte de la dirección y la militancia existía el convencimiento de que Lula sería proclamado presidente la misma noche del domingo. La realidad cayó como un jarro de agua fría que abortó la fiesta.

El recuento electoral provocó más de un ataque de nervios. El modélico sistema informático con urnas electrónicas, que fue presentado como único en el mundo, no fue tan perfecto. Las encuestas a pie de urna brillaron por su ausencia, mientras el Tribunal Superior Electoral pedía a los medios de comunicación que no se precipitaran y esperaran instrucciones. Y así pasaban los minutos, con los colegios electorales teóricamente cerrados -aunque en algunos se seguía votando- y sin un solo dato o estimación sobre la votación. Hasta que la consultora Ibope se atrevió a romper el hielo y anunció que, según sus proyecciones, Lula obtenía el 49% de los votos. Teniendo en cuenta que el supuesto margen de error era de 1%, el candidato del PT rozaba la mayoría absoluta en la primera vuelta.

Escaso entusiasmo

El presidenciable llegó al cuartel general de su candidatura cuando empezaron a conocerse, con considerable retraso, los primeros votos escrutados. El porcentaje era menos optimista. Poco a poco quedó claro que Lula no alcanzaba el 50%. 'Hablará en la sede del PT cuando tengamos resultados oficiales significativos', anunciaron sus portavoces. 'Irá a la avenida Paulista', corrigieron más tarde. Lula seguía encerrado a cal y canto con algunos colaboradores. Finalmente, se confirmó lo esperado: Lula no habló en ningún lugar. Varios dirigentes se trasladaron a la calle para animar a sus seguidores. Poco antes de medianoche no eran más de mil, con sus banderas y pancartas. La escena era curiosa. El candidato del PT era el vencedor de la jornada electoral y el ambiente reflejaba escaso entusiasmo. Aloízio Mercadante, el candidato del PT que ganó un escaño de senador por São Paulo con una votación histórica (10,5 millones de sufragios), se desgañitaba ante el micrófono para animar a la concurrencia y vaticinaba el triunfo final dentro de tres semanas.

Lula ha conseguido la mejor votación de la su historia. El 46,4% de los votos supera el 44,23% que logró en la segunda vuelta de las elecciones de 1989, en las que fue derrotado por Fernando Collor de Mello, y deja muy atrás el 27% y el 31,7% obtenidos en las dos últimas presidenciales, que perdió ante Fernando Henrique Cardoso.

El avance no ha sido sólo de Lula. El PT ha ganado por primera vez en primera vuelta la gobernación de dos Estados (Piauí y Acre) y sus candidatos disputarán la segunda vuelta en otros Estados. Actualmente gobierna en cinco. En el Senado y en la Cámara de Diputados federal también mejora sus posiciones. José Dirceu, presidente del partido y coordinador general de la campaña, describió el resultado de la elección como 'la mayor victoria política y electoral, con 39 millones de votos, desde la fundación del PT'.

La lucha por las alianzas y compromisos se prevé dura en los próximos días. Todo acuerdo tendrá su precio. La primera cita será hoy con Ciro Gomes (11,9% de votos), candidato del Partido Popular Socialista (PPS), de quien Lula destacó que hizo una campaña de oposición al Gobierno. También hablará con Anthony Garotinho (17,8% de votos) y con políticos de centro que le apoyaron en la primera vuelta, como los ex presidentes José Sarney e Itamar Franco.