Prensa escrita y demanda social
Si el nacimiento de un nuevo medio de comunicación es siempre una excelente noticia, la plena consolidación después de 20 años de un proyecto informativo de la envergadura social de la edición de Cataluña de EL PAÍS permite que continuemos siendo optimistas sobre el futuro de nuestra profesión y, en concreto, sobre el futuro de la prensa escrita de aparición diaria. Vaya, pues, de antemano mi más sincera felicitación -como profesional y como decana del Colegio de Periodistas- a todos y todas los compañeros y compañeras que han hecho y hacen posible EL PAÍS Cataluña.
El proyecto general del diario EL PAÍS es hijo de la propia transición política y uno de los ejemplos más claros de que la profesión periodística supo estar a la altura de las circunstancias y de los anhelos de cambio y de democracia de la gran mayoría de la sociedad española y catalana en aquel importante momento histórico. De la misma manera que el conjunto de la sociedad pudo comprobar con admiración la contundente apuesta democrática de este diario en la aciaga noche del 23-F.
En el momento actual, cuando las nuevas tecnologías y la inmediatez de la radio y la televisión sirven las noticias a los pocos segundos casi de producirse, el papel de la prensa escrita, de los diarios, permite sin duda un análisis más sosegado, reflexivo y de distanciamiento temporal, imprescindible dentro del conjunto de la oferta informativa que la ciudadanía nos demanda a medios y periodistas. Los 20 años de EL PAÍS Cataluña sirven para reivindicar nuevamente el papel de la prensa escrita como instrumento más pausado de asimilación del, a menudo, vertiginoso flujo informativo que ciudadanos y ciudadanas reciben diariamente. Un papel que hoy ha de permitirles afrontar los grandes retos que los medios tienen ante sí en la sociedad de la comunicación del siglo XXI. Entre otros, profundizar cada día más en la aplicación de los criterios deontológicos de nuestra profesión, en la rigurosidad analítica ante fenómenos como los flujos migratorios, la sostenibilidad, la violencia de género, todo tipo de discriminaciones, o la demanda creciente por parte de la ciudadanía de información que incluya fuertes contenidos sociales. Cada día más a la prensa -al lado de los otros medios de comunicación- se le pedirá inserción en los puntos neurálgicos de las necesidades y debates sociales, inserción e incluso implicación. Se le pedirá igualdad de oportunidades para todos los agentes individuales o colectivos que intentan trabajar para una sociedad más justa y menos desigual. El reto de la ética profesional sigue siempre en pie, ha de ser nuestra bandera. La clarividencia en detectar y servir a los legítimos intereses informativos de la mayor parte de la sociedad es una de las claves del futuro de la profesión periodística. Es un tren que no podemos perder.
Montserrat Minobis es decana del Colegio de Periodistas de Cataluña y radiofonista.
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