Dios y Dior
España es un convento, la patria es la madre abadesa y Madrid es la maestra de novicias. Vivimos en olor de santidad. Ese bienaventurado varón que hoy sube a los altares con el nombre artístico de san Josemaría fundó aquí el 2 de octubre de 1928 su gran Obra. En Madrid diseñó Camino, autopista, túnel, peaje, vereda de cabras, atajo, arcén, cuneta, área de servicio. San Josemaría debiera ser nombrado de inmediato santo patrono de este Estado Permanente de Obras (EPO) que es Madrid. Abogado de zanjas, socavones, túneles, peajes, excavadoras, pitos, sirenas, multas, mecánicos, agentes y tráfico en general (de influencias, de drogas, rodado).
Tierno hablaba con el Papa en latín desde posturas agnósticas, éstos susurran en sánscrito al diablo con clave clerical. Están intentando orillar a los agnósticos; de los ateos, ni te cuento. Madrid huele a procesión, banderas y rosarios, al igual que acontece en el resto del Estado. Las ínfulas arzobispales (tras marronazos como Gescartera o los penduleos curiales en torno al País Vasco) están azuzando el fundamentalismo católico como respuesta al integrismo islámico y a la creciente paganización de las masas. Manzano quedará para la historia como un gran benefactor de esta Obra. Opus 2002.
Escrivá ya goza de Dios por decreto. Otras famosas personalidades relacionados con Madrid están en la lista de espera del ascenso a los altares. Isabel la Católica tendrá que aguardar. El pasado 2 de octubre, a la chita callando, comenzó en Sevilla el proceso de beatificación de fray Bartolomé de las Casas, primer obispo de Chiapas (México), abogado de la Leyenda Negra y pionero de los Derechos Humanos. Las Casas murió en Madrid (donde le dieron muchos disgustos); reposa en Valladolid. Jamás a Fray Bartolomé se le hubiera ocurrido firmar lo que Escrivá escribe en Camino sobre las mujeres: 'Ellas no hace falta que sean sabias; basta que sean discretas'. Es decir, calladitas, la pata quebrada y en casa. San Josemaría propiciaba una sutil combinación entre Dios y Dior. ¿Lo conseguirá Gallardón? Trinidad tampoco es manca.
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