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Crónica:FERIA DE OTOÑO | LA LIDIA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Un paso adelante y otro atrás

No estuvo del todo mal la primera corrida de toros de la presente feria de otoño. Pero tampoco bien, no seamos triunfalistas. Se vieron pasajes interesantes, momentos que rozaron la brillantez, sin llegar a explotar debidamente. Y más que nada por mor de un ganado que blandeó mucho, y en el caballo no fue un prodigio de bravura. Aunque entre el ir y venir, las voces y los ecos, Rivera Ordóñez acertó a cortar una oreja a su segundo toro. Trofeo algo discutido, que no lo hubiera sido,si no hubiera intercalado, con reposo y templanza, un paso adelante y otro atrás.

En el primero de la cálida tarde, Rivera no se dio mucha coba, ante el noble y flojo toro castaño de Núñez del Cuvillo. Se le notó algo molesto por el quite de El Fandi, quien en el remate de unas tafalleras, con revolera enganchada entre los pitones, no le hizo demasiado favor que digamos. Y Rivera estuvo discreto, sin meterse con el toro, sin obligar u otras menudencias de lidiador. Muletazos sueltos templados, y una desgana que saltaba a borbotones. Él sabrá qué de malo tenía el toro, manejable, a la postre un alma cándida.

Núñez y Alcurrucén/ Rivera, De Mora, Fandi

Tres primeros toros de Núñez del Cuvillo y 4º, 5º y 6º, de Alcurrucén, desigualmente presentados, mansos en el caballo, de juego irregular; blandearon mucho; 2º y 4º nobles y con recorrido; 3º devuelto por inválido, corrió turno, y el sobrero, de Gavira, descastado,salió en 6º lugar. Rivera Ordóñez: dos pinchazos, media tendida -aviso- y se echa el toro (silencio); estocada -aviso- (oreja con protestas). Eugenio de Mora: estocada trasera -aviso- (leve petición y vuelta con protestas); pinchazo y estocada baja y trasera (silencio). David Fandila El Fandi: dos pinchazos delanteros y estocada (silencio); estocada desprendida (silencio). Plaza de Las Ventas. 5 de octubre. Segunda corrida de Feria. Casi lleno.

Cambió el panorama para Rivera, pues, en su segundo, al que pareció mirar con buenos ojos, desde los primeros lances de saludo. Entonces fue que se paró, templó y gustó por ambos pitones, en muletazos sueltos que imprimieron suavidad, despaciosidad y buenas intenciones. Y un toreo por bajo a dos manos, algun trincherilla bordada, de arena arrastrada a compás. Pero como no se decidió a ganar terreno al final de cada pase, algo fundamental en tal toro, la encomiable ligazón no fraguó. Terminó, sin embargo, por arrancar una oreja, porque la suerte suprema la hizo a ley.

Eugenio de Mora se llevó una voltereta, al probar el toreo al natural, que dolió a toda la plaza. No le impidió el percance continuar en la lidia, y realizó una faena de muleta con altibajos, tiempos muertos y momentos en los que llevó al toro al ralentí, suave y largo. En su segundo apenas pudo estar digno y valiente. Se rajó el inválido claudicante en la muleta y De Mora abrevió.

El Fandi no tuvo un lote afortunado y él no estuvo muy inspirado. Dio espectáculo con las banderillas, y en sus dos faenas, se le vio como atorado, tristón. Si no acompañan los toros y la cabeza no está despejada, entonces, no hay paso adelante, ni paso atrás, si no un paso hacia un lugar llamado ninguna parte.

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