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Reportaje:

Entre vinilos

La Feria Internacional de Coleccionismo Discográfico reúne a coleccionistas en busca de rarezas

La Feria Internacional de Coleccionismo Discográfico y Cinematográfico que organiza Discobarsa es un encuentro itinerante que recorre anualmente las ciudades españolas y que en esta edición, que hoy concluye, ha situado sus tenderetes por primera vez en un complejo de ocio: Heron City de Paterna. La edición anterior se celebró en una sala en la que para entrar había que pagar.

Pero la experiencia tiene su lado oscuro. 'El coleccionista no acostumbra a ir a los macrocentros lúdicos a buscar material', afirman algunos expositores, que no amortizarán los casi 200 euros, que han debido pagar por un aparador de dos metros de largo.

Sergi Llopis compra discos, cassetes o vinilos para su colección particular, y también para revenderlos. 'No encuentro todo lo que busco', se queja, 'Valencia es un pueblo y esto parece más bien un mercadillo'. No obstante, siempre tropieza con algo para vender: 'Tengo una pequeña web y un disco que puedes encontrar por 20 duros lo puedes vender por 7.000 pesetas en el extranjero. Sólo tienes que conocer el mercado', dice mientras guarda celosamente el nombre de la lista de candidatos en los que se sustenta ese negocio particular y hobby. A través de internet, por ejemplo, adquiere discos de un país y los vende en otro. A las ferias, acude porque le gusta el tacto directo con el vinilo que ha perdido terreno frente al disco compacto. En esta feria echa en falta, además de material, la presencia de más stands valencianos, porque sólo hay uno.

Con los melómanos-negociantes on line se mezclan los jóvenes que escarban en cajas. 'Busco algo de Pearl Jam, sobre todo caras B', responde José Ramón Carrillo. Es estudiante y tiene un presupuesto limitado. No daría más de 30 euros por un compacto del grupo de Seattle.

Porque aquí se puede encontrar temas inéditos; maxis promocionales que sólo llegan a las radios y singles de ediciones limitadas. Los precios oscilan entre 1 y 300 euros. 'En CD no hay ni el 30% de material que se encuentra editado en vinilo. La gente viene sobre todo buscando esas rarezas', puntualiza Montse Martínez, coordinadora de la Feria que nació en Madrid hace 20 años. La responsable añade que también se pueden encontrar en esta cita material sonoro de autores comerciales aunque descatalogado. 'Hemos tenido, por ejemplo, el primer álbum de Alejandro Sanz, que en realidad se editó como Alejandro Magno, y lo piden muchísimo'.

Con el despliegue de internet, la feria también sirve de intermediaria para establecer contactos posteriores entre clientes y vendedores. Si se carece de la pieza solicitada, el interesado rellena una ficha, y la empresa la localiza con posterioridad. 'El secreto es encontrar a alguien que dé valor a lo que vendes', comenta B.T., tras filas y filas de vinilos, de compactos y de cassetes con los que se ha criado desde que era un renacuajo. En su puesto se exhiben genialidades limitadas como West Meets East, del violinista y director Yehudi Menuhin y el músico indio intérprete de sitar Ravi Shankar, de 1966, que supuso la primera consagración de un nuevo interés por la música oriental, ahora tan en boga. 'Esto', señala, 'es especialmente difícil de encontrar en España porque entonces éramos un país rural y sólo tenían tocadiscos cuatro señoritos'. También se venden cortes actuales de museo, como un single promocional de Bon Jovi con un bonito diseño que asciende a 12 euros. Uno de los caprichos para los sibaritas del cantante de New Jersey. 'En nacional lo más pedido por este orden es Héroes del Silencio, El Último de la Fila, Enrique Bunbury y Manolo García'. Las preferencias internacionales pasan por REM, U2 y Bon Jovi. Su dilatada experiencia en los discos le ha llevado a desmitificar algunas imágenes: 'Las mujeres no siempre son las más fans. No tienes que ser chica para ser una gritona'. Y para concienciarse de que existen diferentes varas de medir en cada lugar: 'Héroes del Silencio ha sido el grupo español con más tirón internacional, aunque aquí no sean tan reconocidos', dice B.T., a quien le sorprende que 'España sea el único país que no tiene catálogo de referencias de colección'.

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