Maragall sostiene que Pujol se ha convertido ya en un estorbo para Cataluña

'Hay que llegar al corazón de Cataluña'. Éste es ahora el objetivo inmediato de Pasqual Maragall. Los socialistas catalanes saben que tienen un electorado fiel en las ciudades grandes y medianas y quieren llevar a las poblaciones pequeñas la batalla con CiU por la hegemonía política. El líder de los socialistas animó ayer al consejo nacional del partido a emplearse a fondo para 'penetrar en los pueblos donde se vota gubernamental', porque, según él, ha llegado ya el momento en que toda Cataluña 'sabe que tiene un futuro mejor sin Jordi Pujol'.

Maragall tuvo la semana pasada un duro aunque respetuoso debate parlamentario con Pujol, pero ayer cargó las tintas contra el presidente en un discurso ante los miembros del consejo nacional del PSC. En la gobernación de Cataluña 'hay ahora un vacío', dijo Maragall, 'porque Pujol ya no es más que un estorbo'.

La dureza de Maragall para con Pujol provenía de que el presidente no hubiera tenido en su último debate en el Parlament 'ni una sola palabra de reconocimiento' para personas que han hecho grandes aportaciones a la construcción de la autonomía catalana. Citó el nombre del primer presidente del PSC, Joan Raventós, pero no se refería sólo a él. Lo que Maragall recriminó a Pujol es 'haber intentado convencer al pueblo de Cataluña, y en parte haberlo conseguido, de que quienes no son de un determinado partido no son auténticamente catalanes'.

La formulación que hace Pujol es, explicó Maragall, la peor de todas. Es la que dice que hay un enemigo exterior, pero que no obstante el enemigo peor es el más próximo. 'Es el cainismo', sentenció. En este momento político, sin embargo, agregó, 'nosotros somos Cataluña tanto o más que ellos, porque representamos mejor que ellos lo que Cataluña necesita para resolver sus problemas'.

El tono de este discurso indicaba claramente que los socialistas están ya enfrascados en la preparación del ciclo electoral que comenzará con las elecciones municipales de mayo de 2003. El primer secretario del PSC, José Montilla, sostuvo en el informe político que presentó al consejo nacional que 'hay razones para un moderado optimismo' sobre las expectativas electorales.

Las resumió así, en el plano general español. La economía va mal y todo apunta a que irá peor: la familia socialista ya no está dividida ni desmotivada, como lo estuvo en el anterior ciclo electoral. Ya no hay la paz social que había, como evidenció la manifestación obrera de ayer mismo en Madrid. El PP ya no puede aparecer como el único capaz de cohesionar a España: ni siquiera sabe quién sucederá a Aznar. Y, por último, el Gobierno del PP está demostrando que es garantía de enfrentamiento entre los pueblos de España.

En Cataluña, Montilla destacó que, como se ha visto con el abortado intento de Artur Mas de formar un Gobierno catalán a su medida, 'ni Pujol confía en su sucesor'. Montilla tomó nota también del balón de oxígeno que ERC le dio a CiU al final del debate parlamentario de la semana pasada, en las votaciones sobre la reforma del Estatut. 'Fue un gesto de no mucha coherencia. Esperemos que maduren, que a la hora de la verdad se decanten por una mayoría de progreso y no por apuntalar a una mayoría que se derrumba', dijo.