El sencillo placer de descubrir las cumbres

Por qué se sube al Everest? Como respondió el alpinista británico George L. Mallory, unos meses antes de morir en su cima, 'porque está allí'. No es necesario un motivo concienzudo para querer impregnarse de la fuerza y la belleza de las piedras cimeras de cada cresta geográfica. España no es un país de grandes montañas, pero sí montañoso y lleno de cordilleras, con picos por encima de los 3.000 metros de altitud, suficientes para hacer las delicias de cualquier montañero aficionado. Sin duda, las cumbres españolas emblemáticas se encuentran en los territorios protegidos por los parques nacionales. Teide, Mulhacén, Monte Perdido, Naranjo de Bulnes y Portarró encabezan la lista de las más coronadas, porque, a pesar de encontrarse entre ellas las más altas de la geografía hispana, permiten su ascensión a cualquiera.

Viejas leyendas de pastores cuentan que las aguas de las lagunas glaciares que circundan los altos de Sierra Nevada son insondables

El Año Internacional de las Montañas -declarado por Naciones Unidas- ha servido al Organismo Autónomo Parques Nacionales como excusa para recordar con diferentes actos y publicaciones la importancia de esos santuarios naturales (información sobre los eventos y actividades: www.mma.es/parques/oapn/publicac.htm y 915 97 56 36).

TENERIFE

Teide (3.717,98 metros)

El Axis Mundi, o lugar que sustenta el cielo, para los antiguos guanches. Enclavado en el centro de la isla de Tenerife, es el punto más alto de España y de todos los archipiélagos atlánticos. Su ascensión hasta la cumbre requiere un permiso especial que se concede en la Oficina del Parque en Santa Cruz (922 29 01 29). La ruta natural de subida se hace por Montaña Blanca, tras tomar la pista que sale del punto kilométrico 40,2 de la carretera principal del parque, entre El Portillo y el parador de Cañadas del Teide. Existe un servicio gratuito de rutas a pie guiadas todos los días del año, que se contrata en las mismas oficinas de Santa Cruz.

La longitud de la ruta es de unos ocho kilómetros, con un grado de dificultad medio-alto y un desnivel de 1.368 metros. El tiempo estimado de subida es de casi seis horas, aunque a medio camino se encuentra el refugio de Altavista, donde se puede pernoctar y partir la ascensión en dos jornadas más tranquilas.

GRANADA

Mulhacén (3.482 metros)

El esbozo del macho montés recortado sobre las pedreras del alto del Chorrillo, el furtivo griterío de unas chovas apurando los restos de una merienda o la imponente águila real por encima del barranco de Poqueira permanecen con facilidad en la memoria del montañero, que paso a paso sigue el zigzagueo de la vereda camino de la cumbre del nazarí Muley Hassen. Viejas leyendas de pastores cuentan que las aguas de las lagunas glaciares que circundan los altos de Sierra Nevada son de profundidad insondable; tanto que se comunican con el mar, de ahí el nombre de Ojos del Mar con el que las bautizaron.

HUESCA

Monte Perdido (3.355 metros)

Doscientos años después de que Ramond de Carbonniéres coronase por primera vez el mayor macizo calcáreo de Europa Occidental, en 1802, la aventura de hacer cima en este monte atesora la misma emoción y vértigo que la del primer pirineísta de la historia. En el espinazo rocoso de los Pirineos se guarda la expresión más profunda del sentimiento de la montaña ibérica, con dos siglos de recuerdos para muchos iniciados al montañismo entre sus picos y valles.

Asomar la mirada desde la redonda cúspide del Monte Perdido es conocer a vista de pájaro lo que ya desde el suelo es capaz de sobrecoger. El macizo de las Tres Sorores (Monte Perdido, Cilindro y Pico Añisclo, o Soum de Ramond), con los encajonados valles de Ordesa, Añisclo, Escuaín y Pineta abiertos a sus pies, dan forma al rincón más impresionante de los Pirineos. Llegar arriba supone un esfuerzo que vale al pena, a pesar de las seis horas de dura subida desde Cuello Gordo, una de las rutas de ascensión más rápidas.

ASTURIAS

Naranjo de Bulnes (2.519 metros)

Para el mundillo de la escalada española, el Picu Urriellu, como le bautizaron los asturianos, es la gran roca mítica, con paredes verticales en su cara oeste que superan los 500 metros. El escueto vértice de esta mole de piedra se halla tan sólo al alcance de los intrépidos escaladores, que, como salamanquesas pegadas a la pared, emprenden su conquista como prueba de fuego. Para los montañeros de a pie, ascender hasta la vega de Urriellu y contemplar de cerca cómo este inmenso peñasco se vuelve bermejo con las luces del atardecer, ya supone un triunfo. Desde el pequeño pueblo montañés de Sotres parte un camino hacia la majada de la Terenosa por el collado de Pandébano, que en poco más de tres horas alcanza la vega de Urriellu y el refugio J. D. Úbeda, donde se puede pasar la noche. El desnivel es de 900 metros, y la dificultad, media.

LLEIDA

Portarró (2.729 metros)

Este pico no es el más alto, ni seguramente el más bello del parque nacional de Aigüestortes y Lago de San Mauricio, pero tiene el atractivo de encontrarse en la divisoria de las dos regiones geográficas (la Alta Ribagorza y el Pallars Sobirà) de este enclave natural. La facilidad del acceso por un viejo camino que cruza el collado de su mismo nombre y las impresionantes vistas panorámicas que ofrece hacia este y oeste lo ubican como el mejor mirador. A sus pies, decenas de lagos glaciares salpican cada olla del abrupto terreno, mientras rebecos y marmotas pastan y se solean indiferentes al paso de los montañeros.