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El huracán Lili causa estragos en Cuba y fuerza evacuaciones masivas en EE UU

A pesar de la enorme alarma social que había despertado el huracán Lili, por el que habían sido evacuadas más de medio millón de personas de los Estados de Luisiana y Tejas, Lili llegó ayer debilitado a las costas estadounidenses del golfo de México, por la bahía Vermillion de Luisiana, y prosiguió hacia el interior con vientos de 140 kilómetros a la hora.

El Centro Nacional de Huracanes de EE UU informó de que el grado de peligrosidad del Lili había descendido del cuatro al uno, en una escala de cinco puntos. Aun así, reiteró su advertencia de marejadas con olas de hasta cuatro metros que podrían internarse hasta 20 kilómetros tierra adentro.

La zona más peligrosa era anoche la desembocadura del río Misisipí, en Luisiana, y la eventual tormenta tropical que podría desatarse desde ésta hasta la frontera entre los Estados de Alabama y Florida.

El huracán se movía ayer hacia el norte-noroeste a unos 22 kilómetros por hora y se esperaba que a lo largo de la noche realizase un giro gradual hacia el norte.

El Lili dejó ayer a su paso por Cuba una persona muerta y otras dos heridas en la provincia de Pinar del Río, la más occidental de Cuba. El huracán, el único de la temporada que ha alcanzado el grado cuatro con vientos de 225 kilómetros a la hora, aunque ya se haya convertido en ciclón, causó cuantiosos daños materiales en Cuba, que afectaron a viviendas, industrias, cultivos e infraestructuras, así como al suministro de electricidad, de agua y a las comunicaciones.

La televisión estatal mostró imágenes de los estragos ocasionados por el huracán, el cual dejó miles de viviendas destruidas, árboles y postes de electricidad derribados, campos y caminos inundados por penetraciones del mar y desbordamiento de ríos.

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Lili, el cuarto huracán de la temporada del Atlántico y el único que ha alcanzado el grado cuatro, sigue una ruta similar al huracán Isidore, que en los últimos 11 días azotó el Caribe, Cuba, México, Luisiana y otros Estados norteamericanos del norte del golfo de México.

Decenas de miles de los residentes en Tejas y Luisiana, que abandonaron sus casas hacia lugares más seguros, escaparon por segunda vez en menos de una semana de los peligrosos vientos, lluvias y marejadas.

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