El bloque incendiado en Fuencarral carecía de la seguridad exigida por la ley actual
El jardín circundante y el entelado y la madera de la escalera dificultaron la extinción
El edificio que quedó devastado el lunes en Fuencarral no habría recibido hoy el visto bueno de los bomberos y se le habría denegado la licencia de primera ocupación. Así lo comentaron ayer fuentes de los bomberos de Madrid, que recordaron que el Reglamento de Prevención de Incendios de la Comunidad de Madrid (norma regional sobre la materia) recoge que los inmuebles deben tener un acceso directo para los bomberos y que los materiales usados en su construcción sean ignífugos. Pero las fuentes reconocen que el edificio sí cumplía la normativa de cuando fue construido, hace ya 23 años.
- Difícil acceso de las grúas. Los bomberos se toparon con serias dificultades para acceder con las autoescalas a las fachadas, sobre todo la posterior, del número 24 y 26 de la calle de Julio Palacios. En ambas, un jardín impedía que los camiones se acercaran al inmueble. Los bomberos tuvieron que cortar la alambrada que protege la finca, serrar los pivotes que la sostienen para que no se pincharan las ruedas de los camiones y acceder al césped. Como este terreno no está preparado para aguantar toneladas de presión, las escalas se hundieron y los bomberos tuvieron que desplegarlas a una distancia de unos ocho metros de la fachada, lo que indirectamente hizo disminuir su longitud.
Otro problema añadido es que los bomberos de Madrid sólo tienen escalas que llegan hasta un piso décimo (50 metros de alto), por lo que los pisos superiores hasta llegar a la azotea eran inaccesibles. Además, había árboles que impedían una aproximación mayor al foco del fuego.
- Materiales muy inflamables. La actual legislación regional prohíbe la utilización de elementos de construcción y ornamentación que no sean ignífugos. En el caso del inmueble siniestrado, las paredes de la escalera de servicio que se quemó estaban forradas de papel entelado. Además, los descansillos estaban decorados con maderas barnizadas de gran grosor. Esto, unido a que varios vecinos crearon corrientes al abrir las puertas de sus viviendas, hizo que el fuego subiera descontrolado hasta la última planta y arrasara los pisos superiores. 'Hoy están prohibidos esos materiales y se opta por otros menos vistosos y más seguros', aseguraron fuentes de los bomberos de Madrid.
- Un aspirador, supuesto origen. El nerviosismo inicial y la angustia que se vivieron en los momentos posteriores al siniestro motivaron que algunos vecinos atribuyeran el origen del fuego a un supuesto laboratorio de droga montado en una de las viviendas del inmueble.La policía lo negó desde el primer momento. Ayer, el conserje de la finca, José Marcos, que vivió el inicio del siniestro, explicó: 'Bajó la empleada de hogar del tercer piso con el bebé de los dueños y dijo que le había explotado algo. Como estaba muy nerviosa, no le entendí. Pensé que era un fuego pequeño y subí con un extintor. Cuando abrí la puerta, había unas llamaradas enormes que, desde luego, no pude controlar'.
Después se dijo que fue la explosión de una aspiradora la que provocó el siniestro. Esta versión está pendiente de confirmar con los análisis de la Policía Científica.
- Llegada al lugar en cinco minutos. El repaso del registro de llamadas permite desvirtuar las quejas de los vecinos. Éstos señalaron que el siniestro comenzó a las 10.30, mientras que la primera llamada se recibió, procedente del 112, a las 11.39. Los bomberos llegaron al siniestro cinco minutos más tarde. De la misma opinión era el conserje de la finca: 'Los bomberos llegaron muy rápido, porque alguien les llamó desde su teléfono móvil al ver el humo desde la calle. Cuando yo iba a salir corriendo hacia una cabina de teléfonos para avisarles, ya estaba en la calle el primer camión. Al poco llegaron más', concluye.
- Ataque desde el exterior. La extinción de un fuego de estas enormes proporciones siempre se acomete desde fuera. Sin embargo, los efectivos de extinción de incendios también lo intentaron desde dentro para evitar que arrasara todo el inmueble. 'Siempre se intenta evitar que el fuego y las calorías salgan al exterior y, al romper puertas y ventanas, se haga más grande', explicaron fuentes de los bomberos municipales.
- 104 bomberos. Un total de 104 bomberos acudieron a la calle de Julio Palacios para extinguir el fuego. 'En esos momentos había más de 220 miembros de guardia y, si hubieran sido necesarios más, podríamos haber desplazado más, pero tampoco queríamos dejar a Madrid sin dotaciones', explicaron fuentes municipales. La capital tuvo el lunes 70 siniestros que requirieron la intervención de los bomberos.
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