Paisanos de Kafka
El título del libro no dejaba lugar a dudas. Se había escogido la reflexión final del artículo del director de cine José Luis Cuerda, '¿cómo no voy a sentirme orgulloso de poder ser de una vez por todas y finalmente, paisano de Kafka?', para enmarcar el conjunto de colaboraciones incluidas en la publicación realizada por la delegación española del Partido de los Socialistas Europeos, cuya presentación se llevó a cabo en su día en Valencia por Joan Ignasi Pla en la sede de la Fundació Societat i Progrés, con motivo de la ampliación anunciada de la Unión Europea.
La decisión hoy de la Unión Europea, acordada en la cumbre de Helsinki, es mantener negociaciones paralelas con doce estados candidatos a la integración, lo que ofrece oportunidades, hasta la fecha desconocidas, en cuanto al elevado número de países y características diversas, para acceder al seno de la Unión en un futuro próximo. La cuestión ahora es, hasta cuántos, cómo y cuándo.
El tratado de Roma lo previó para todos aquellos estados europeos que lo soliciten y cumplan las condiciones pertinentes. Así pues, está abierto a quienes reúnan las condiciones de democracia, pluralismo y respeto de los derechos humanos, que sintetizan los propios rasgos de identidad de la Unión. Y todo ello con el ritmo más rápido, pero que a su vez haga viable la eficacia de la integración, es decir les permita cumplir a los candidatos con las condiciones económicas que conlleva la adhesión sin afectar al funcionamiento ordinario de los Quince hoy. De esta manera, en 45 años se habrá llevado un proceso que conduce desde los seis países miembros firmantes originarios del Tratado en 1957, a los 25 previsibles actualmente, tras cinco ampliaciones.
En la cumbre de octubre en Bruselas, debe haberse cerrado definitivamente la lista de países que integrarán esta primera fase, a concluir con fecha de entrada previa a las elecciones europarlamentarias de 2004. El peso de la política mediterránea no puede entonces quedar menguado con el protagonismo de mayor número de países del centro y norte de Europa, pues de lo contrario se resentirá nuestra participación en la elaboración de las políticas comunitarias y en la percepción de fondos públicos de la Unión. Las alianzas a llevar a cabo con esta finalidad deben estar presentes en la negociación por la parte española, atendiendo a los intereses más significativos en relación con Europa, en ocasiones descuidados, como son los valencianos.
Difícil semestre por otra parte para la presidencia danesa que pretende dar por finalizadas las negociaciones para la integración con hasta diez nuevos miembros, Polonia, Hungría, Chequia, Eslovaquia, Eslovenia, Letonia, Lituania, Estonia, Malta y Chipre, para llegar en diciembre a la cumbre de Copenhague, con la voluntad de concluirlas. Pero los problemas para el presidente Per Stig Moller, ocasionados principalmente por las subvenciones para los países candidatos derivados de la actual Política Agraria Común y del sistema de reparto de los fondos regionales, deberán haber sido previamente resueltos a la hora de aprobar el próximo presupuesto comunitario.
Con ello, no puede ser sólo la Europa de los mercaderes la que esté en juego, sino todo un proceso más amplio de unidad dentro de la diversidad, que sigue siendo un concepto básico para todo el sistema de integración europea. Entre los rasgos de identidad europea, el pluralismo pretende huir de la uniformidad asegurando la variedad cultural. Por tanto, la ampliación al este no estará libre de dificultades, pero deberán verse compensadas por la consolidación de las nuevas democracias, la mejora de la competitividad económica, y una mayor presencia en la política internacional.
La escritora Espido Freire, en su colaboración en el libro antes citado, lo resume con agudeza diciendo que Europa universaliza, calma, relativiza, introduce un concepto generalizador y objetivo que sólo pueden lograr las uniones de muchas palabras, distintas mentalidades y un entorno común de respeto y prosperidad.
Alejandro Mañes es licenciado en Ciencias Económicas y Derecho.
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