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Reportaje:

En busca del 'buen vecino'

Plan piloto en Ciutat Vella para tutelar de manera desinteresada a ancianos que viven solos y en precario

A un anciano que vive solo, sin familiar y en condiciones precarias, el hecho de saber que alguien está pendiente de él y que puede echarle una mano cuando lo necesita le puede cambiar la vida. Este alguien puede ser un buen vecino de escalera que se preocupe si la persona mayor hace días que no sale de casa, que se ofrezca para comprarle el pan o para ir a buscarle una receta al médico, que le baje la basura o que le recuerde en las fechas señaladas. En definitiva, que ayude al anciano o anciana a sentirse querido y le impida caer en el pozo de la exclusión social.

Buscar a estos 'buenos vecinos' es el objetivo del Ayuntamiento de Barcelona, que el próximo mes de noviembre iniciará una experiencia piloto, bautizada como Buen vecindario, en 10 ecaleras del distrito de Ciutat Vella. El programa piloto servirá de modelo para o Milán, Lyón, Rotterdam y Birmingham, que también se han comprometido a promover la experiencia en el marco de un proyecto de la UE.

La iniciativa pretende impulsar una figura, la del buen vecino, que todavía existe en los pueblos y en las ciudades medianas, pero que en las grandes urbes ha ido perdiendo fuerza en las últimas décadas. 'Lo que busca el proyecto es hacer aflorar las relaciones de buena vecindad o de tutelaje que ya existen, formalizarlas y favorecer la creación de otras nuevas', afirmó ayer la quinta teniente de alcalde de Bienestar Social, Núria Carrera. Al buen vecino, que no recibirá ninguna compensación económica por su labor, se le exige 'buena voluntad para ayudar y algo de tiempo -no mucho- para dedicar al necesitado'.

En Barcelona, la materialización del proyecto irá a cargo de la Fundación Prisba, presidida por Pilar Mercader, líder vecinal con 30 años de experiencia en este terreno. Un grupo de personas que en la actualidad ya ejercen de buenos vecinos en Ciutat Vella ayudarán al equipo de Prisba a formalizar nuevas relaciones de este tipo en 10 escaleras del distrito, que participarán en la experiencia piloto hasta el próximo mes de marzo. Los resultados serán evaluados por técnicos de Rotterdam. El objetivo del Ayuntamiento de Barcelona es extender la experiencia y crear una 'red de buenos vecinos'.

La elección de Ciutat Vella para iniciar la experiencia no es fortuita: este distrito concentra el grueso de posibles beneficiarios del proyecto: personas mayores, principalmente mujeres, que viven solas y sin ninguna relación ni vínculo familiar, con escasos recursos económicos, con poca autonomía y con problemas de salud e higiene. En Barcelona, casi 79.000 personas de más de 65 años viven solas, de las que el 81,8% son mujeres.

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