Congreso y flamenco

Las conclusiones del 30º Congreso de Arte Flamenco de Baeza ponen de manifiesto que 'este es un arte vivo y que está pasando de ser una manifestación aldeana a expandirse por todo el mundo' (EL PAÍS, 15 de septiembvre de 2002).

¡Manifestación aldeana! Debo entender que la gente se ha venido reuniendo para protestar o reivindicar más que para crear arte. Y que en la proporción en que dejen de manifestarse allá en sus terruños así se les conocerá más en el pueblo de enfrente. Lo que no acierto a entender es con relación a qué se está más vivo o menos vivo en el arte.

¿No es acaso Andalucía una hermosa aldea de tribus, artes, artistas, colores, variedades, productos con denominación de origen? Esto lo entiende bien el señor Javier Arosa, viceconsejero de Turismo cuando dice que cada vez se valora más lo autóctono y por eso hay que convertir el ocio en negocio. También las peñas flamencas cuando piden insistentemente apoyos para sus actividades.

Cuesta creer que cuando se hable de flamenco, y menos en un congreso, se olvide, como para provocar conclusiones semejantes, que el flamenco es una corriente literaria que pasa por autores como Gil Vicente, Cadalso, Demófilo, los románticos, Lorca, Alberti, la pintura costumbrista, la música de Falla, Turina, nombres como La Argentinita, Carmen Amaya, Pilar López, Rosario Antonio, María Rosa, Mairena, Fosforito, Manolo Sanlúcar, Paco de Lucía, Camarón.

Países como Estados Unidos, Rusia, Japón, toda Europa han aplaudido a nuestros artistas desde tiempos pretéritos (ya en el siglo XIX El Mojigongo tenía tal fama en Europa que gozaba de enorme amistad con el káiser alemán). Y todo eso sin contar los innumerables cursos, semanas, congresos, seminarios internacionales a lo largo y ancho de los tiempos, como los organizados por la Cátedra de Flamencología de Jerez allá por los años 70.

Y hoy en día disponemos de bienales, mundiales e Internet. ¡Qué grande es mi aldea señores¡