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Entrevista:GIORGIO LOMBARDI | Arquitecto veneciano

'Es ridículo negarse a subir andando a un tercer piso'

Giorgio Lombardi es un arquitecto que mantiene su residencia, su práctica profesional y su docencia en Venecia, la ciudad histórica por excelencia, con 70.000 habitantes, a los que se suman cada año 14 millones de turistas. En los encuentros de Vitoria ha abogado por la vitalidad de los centros históricos con actuaciones que superen la restauración y que apuesten por nuevas intervenciones arquitectónicas.

Pregunta. Desde 1973 lleva trabajando en la rehabilitación de Venecia. ¿Ha habido cambios en estos tres decenios?

Respuesta. Cuando empezamos, sólo interesaba la recuperación de inmuebles, que era una tarea más que urgente. Ahora, una vez que nadie quiere destruir los centros históricos, ya hay una sensibilidad por mantener además el urbanismo y el entramado social de esos barrios, que incluye también a los que quieren volver a vivir a estas calles centenarias.

P. ¿Cómo se evita que la ciudad antigua se convierta en un museo?

R. Es posible vivir en cualquier centro histórico, con los límites que ofrece la imposibilidad del acceso de los vehículos y la dificultad de tener zonas verdes. Las ventajas, por otra parte, son indiscutibles: belleza arquitectónica, vida en las calles, acceso directo al comercio. Es otra forma diferente de vivir a la de quien lo hace en una urbanización.

P. ¿Cuál es el centro histórico ideal?

R. A mí me encanta Sevilla. Al mismo tiempo es una metrópoli, pero tiene una vitalidad muy callejera, muy humana.

P. ¿Y Venecia?

R. El problema que tiene mi ciudad es su relación con la modernidad. Yo tardó 40 minutos en llegar de mi estudio a mi coche para salir fuera de la isla. La solución es un metro que vaya por debajo de la laguna.

P. Uno de los problemas fundamentales de los barrios viejos es el de la accesibilidad.

R. Los norteamericanos dicen que los italianos no tienen miedo a las escaleras. Es la pura verdad. Para resolverlo en las calles, están las alternativas mecánicas que los arquitectos españoles han resuelto con gran ingenio. Y en los hogares, hay que dejarse de tonterías. Estamos acostumbrados a no subir tres pisos de una casa sin ascensor. Eso es ridículo.

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