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Terminan las obras para convertir en línea 2 un tramo de la línea 4 del metro

El Gobierno catalán dice que paga los trabajos y no se le reconoce

Los ciudadanos que viven en la Verneda, Sant Adrià y Badalona podrán volver a utilizar directamente el metro desde el próximo martes. Cinco estaciones que antes pertenecían a la línea 4 pasarán a ser operativas, pero conectadas a la línea 2. Con esto, la línea 2 pasa a tener 13,1 kilómetros y ganará unos 300.000 viajeros anuales. El Gobierno catalán hizo pública ayer una nota reivindicando el reconocimiento de su participación en las obras.

Las obras para conectar las estaciones de Verneda, Joan XXIII (que pasa a llamarse Artigas-Sant Adrià), Sant Roc, Gorg y Pep Ventura a la línea 2 responden a la necesidad de conectar directamente este área al centro de Barcelona. La línea 4 morirá ahora en la estación de La Pau y, en el futuro, se prolongará hacia Sagrera.

La inauguración de las obras está programada para mañana. Habitualmente estos actos son placenteros. Todo el mundo es feliz por un trabajo terminado que, se supone, mejora las condiciones del servicio y de los usuarios. No obstante, la inauguración de mañana puede tener tonos agrios. El Departamento de Política Territorial, cuyo titular es Felip Puig, emitió ayer una nota en tonos más que duros en los que acusa a Transportes Metropolitanos (TMB) y al Ayuntamiento de Barcelona de apropiarse de unas obras que no hacen ni financian y de silenciar la aportación del Gobierno catalán.

Las obras en cuestión pertenecen al plan director de infraestructuras y fueron aprobadas por la Autoridad del Transporte Metropolitano, donde están presentes el Gobierno catalán (51%) y los municipios (49%). Las infraestructuras del transporte se financian con dos terceras partes procedentes de las arcas del Ejecutivo catalán y un tercio del Gobierno central, al que Política Territorial no cita en absoluto.

La nota asegura que el Ayuntamiento de Barcelona 'no realiza ninguna inversión en infraestructuras del transporte público en la ciudad de Barcelona'. Un portavoz municipal precisó que se trata de una 'verdad a medias'. Los costes del transporte público fueron pactados en su día por todas las administraciones. La autonómica y la central se hacen cargo de la inversión en obras nuevas, los municipios asumen el déficit que genera el transporte, que tiene un precio político muy inferior al coste real del servicio.

La misma fuente atribuyó la nota de Felip Puig al nerviosismo que se vive en la formación nacionalista ante el hecho de que todo les pinta mal y que incluso se van algunos de sus destacados dirigentes.

La dirección de TMB, por su parte, aseguró que no entendía nada de la nota y negó haber dado motivos para la misma: 'Nunca hemos dicho que paguemos nosotros las obras. Todo el mundo sabe cómo se paga el transporte público en Barcelona y que, al final, sale de un único bolsillo, que es el del contribuyente', explicó un portavoz.

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