_
_
_
_
AL VOLANTE
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Más ágil y no tan cómodo

El 9-3 conserva el aire de familia de Saab, con un carácter más deportivo que se aprecia también al conducirlo. Tiene un tacto más preciso, sobre todo en la dirección y el cambio, que se acciona con rapidez gracias a los recorridos cortos de la palanca. Y una calidad de conducción superior que permite disfrutar más al volante, aunque a costa de unas suspensiones menos cómodas para viajar.

Motor turbo de gasolina

Más información
Jugadora con ventaja

La apuesta de Saab por los motores turbo de gasolina sigue en el 9-3, que monta un 2.0 de aluminio con dos versiones de 150 y 175 CV. La primera se llama 1.8 turbo para distinguirla de la otra, pero ambas tienen la misma cilindrada (2 litros), pesan 15 kilos menos que antes y apenas se diferencian en la presión del turbo.

La variante baja ofrece ya una respuesta muy suave, agradable y progresiva desde bajo régimen. No se nota nada el turbo, pero se siente su fuerza al acelerar y consigue unas prestaciones muy correctas para una versión básica y más que satisfactorias para viajar (210 km/h.). Además, combina las ventajas de estos propulsores en las subidas, al acelerar y al adelantar, con un brío y una fuerza que recuerdan a los turbodiésel. Y a pesar de llevar una quinta muy larga para bajar el consumo no exige reducir a menudo: tiene poderío para mover el peso sin pereza.

En realidad, sólo acusa las carencias de los motores turbo en los consumos, muy sensibles a la alegría con el acelerador. A ritmos suaves gasta 9 litros, sube a 11 en ciudad y puede llegar a 13 en conducción rápida.

Suspensiones con carácter

El cambio de registro de Saab se aprecia en la suspensión y el comportamiento dinámico del 9-3, bastante más deportivos. La dirección, más directa, y las suspensiones, más enérgicas, aportan una estabilidad eficaz incluso en zonas viradas: obedece con precisión al volante, balancea poco en las curvas y responde con aplomo y seguridad en todas partes. En cambio, las reacciones son más enérgicas en pisos ondulados, lo que reduce un poco el confort, sobre todo en asfaltos deteriorados y con las ruedas opcionales de la unidad de pruebas (16 pulgadas). Por lo demás, tiene también unos buenos frenos con ABS que responden con potencia y equilibrio. Sin embargo, sorprende que el control de estabilidad ESP sea opcional, una carencia en seguridad incomprensible para una berlina con aspiraciones, sobre todo si es sueca.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_