Pulso por una escuela
El pueblo de Mura defiende su derecho a tener centro escolar con cinco alumnos
En Mura tienen escuela desde el pasado 16 de setiembre, 23 años después de haber cerrado la anterior por falta de alumnos y a los tres años de un intento fracasado. Ahora hay seis niños que han iniciado el curso. Pero la escuela había quedado inicialmente fuera del sistema educativo porque no había recibido el visto bueno del Gobierno catalán.
Un inicio de curso reivindicativo, con el Ayuntamiento al frente de la movilización, ha supuesto una primera victoria para este pequeño municipio del Bages: la Generalitat se ha comprometido a construir una escuela para el próximo curso si se mantiene el número de alumnos. El departamento de Enseñanza puso como condición que las dos niñas mellizas de seis años que deben cursar primero de Pimaria se escolaricen este curso en un centro oficial.
La escuela es un factor que estabiliza la población, asegura el Ayuntamiento
Al no recibir inicialmente la autorización de la Generalitat, el Ayuntamiento inició un pulso con el Departamento de Enseñanza: contrató a una maestra y adecuó un local para poder escolarizar a los niños, a pesar de que este pueblo de 220 habitantes no tiene recursos económicos para mantener la escuela.
Las escuelas rurales, como es el caso, se cierran cuando el centro tiene menos de cinco alumnos matriculados y una perspectiva de continuidad prácticamente nula. Y se abren cuando la realidad numérica en sentido inverso es muy evidente y la continuidad del centro está garantizada, o lo que es lo mismo, si hay 15 niños en edad escolar, de entre 3 y 12 años.
Actualmente, los niños de Mura tienen transporte público hasta la escuela de Navarcles, a 17 kilómetros, pero tardan al menos a 45 minutos ya que la carretera es una sucesión de curvas.
En Mura, según explica el concejal Josep Canals, que en estos momentos se ha convertido en el máximo impulsor del centro escolar, había inicialmente cinco alumnos para comenzar el curso y tres más que se añadieron con el curso empezado, además de 'una perspectiva que incluye a una joven embarazada y 10 parejas en edad fértil', ironiza el concejal. Canals entiende que no se puede pedir que los niños que ya se han escolarizado en un municipio vecino cambien de centro y vuelvan a Mura y defiende que se iniciara el curso con la provisionalidad con que se ha hecho porque llegaron a los cinco alumnos necesarios en el mes de agosto, cuando una pareja con dos niños se instaló en el pueblo. Sin este mínimo no se podía abrir y entiende que en un mes no se puede crear un nuevo centro.
Lo que se pretende es que 'la Generalitat acepte la realidad de Mura, reconozca el centro y se inicie el proceso para tener la escuela con todos los servicios' mientras se mantiene esta situación de provisionalidad.
Asegura Canals que no sería el primer caso. Este consejal ya ha tenido algún contacto con los responsables del Secretariado de Escuelas Rurales, con directores y profesores de escuelas rurales vecinas, con el sindicato Ustec y con los responsables de los centros de este tipo de la zona del Moianès, que verían con buenos ojos que se ampliase la ZER (zona de escolarización rural). De momento, Mura ha recogido apoyos.
El Ayuntamiento de Mura insiste en la necesidad de tener escuela porque 'es un servicio que estabiliza la población y permite captar nuevas familias jóvenes', explica Canals.
Canals entiende que abrir una escuela es 'la mejor aportación al reequilibrio territorial'. Mura inició el proceso de creación del nuevo centro hace tres años junto con Hortsavinyà, perteneciente al municipio de Tordera (Maresme). Esta población tiene escuela y Mura cree que ahora le ha llegado también el turno.
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