Islámicos contra socialistas
Los islamistas atacan al Gobierno por cerrar mezquitas mientras protege discotecas
A la izquierda del escenario las mujeres, a la derecha los hombres. Basta con observar la colocación de la audiencia en el patio de butacas del gran teatro Mohamed V de Rabat para averiguar que el mitin es islamista. Las mujeres con el hijab, el pañuelo que les cubre la cabeza, pero sin velo que tape su rostro, los hombres en mangas de camisa y, a veces, con corbata.
Son unos cuatro mil, incluidos muchos chiquillos que corretean entre las butacas, los que han venido, generalmente en familia, a asistir a la concentración con la que el Partido de la Justicia y del Desarrollo (PJD), el único islamista que se presenta a las elecciones legislativas marroquíes, cerró el miércoles por la noche su campaña en la capital.
A diferencia de los socialistas, que alquilaron el mismo local días antes, el PJD ha colocado sobre el escenario fotografías del rey Mohamed VI y de su hermano para mostrar su apego a la institución que encarnan. El otro gran movimiento islamista, Justicia y Caridad, que boicotea los comicios, es más que reacio a la monarquía.
Un militante, con megáfono, recorre la asistencia lanzando eslóganes que el público corea: '¡El candil para la justicia! ¡El candil para el desarrollo!'. La lámpara a la que se refieren es el símbolo con el que los electores, en su mayoría analfabetos, identificarán al partido a la hora de votar.
Más aún que el griterío, serán las soflamas de Ahmed Rassuni, un orador, contra Israel y en pro de la Intifada palestina, las que calentarán el ambiente. Todo el arranque del mitin es un alegato contra la represión israelí. Cuando sube a la tarima Abdelila Benkiran, el fundador del partido y candidato por Salé, los ánimos están caldeados como para explicar a los militantes que, después de los sionistas, los más perversos son los socialistas marroquíes.
'Hemos sido demasiado agredidos por los socialistas', declara Bekiran aludiendo a la campaña que los órganos de prensa del partido del primer ministro, Abderraman Yussufi, llevaron a cabo en verano vinculando a los islamistas moderados con los extremistas detenidos. 'Los socialistas son mucho peores de lo que aparentan y nosotros mucho mejores de lo que ellos tratan de hacer creer'. '¡Basta ya con sus calumnias!'.
A la entrada del teatro los militantes reparten Al Tajdid, el periódico del PJD, que en su portada del día enumeraba, por orden de importancia, los siete pecados capitales de los socialistas en el poder: invitar a los 'sionistas' a una reunión de la Internacional Socialista en mayo en Casablanca; favorecer los préstamos usureros; permitir la venta de alcohol; fomentar la depravación en la sociedad intentando modificar el estatuto de la mujer; esforzarse por prohibir la venta del Corán en la Feria del Libro de Casablanca; reprimir las libertades públicas y, por último, empeorar el paro y el endeudamiento público. 'Desafiamos a los ministros socialistas a que declaren públicamente su patrimonio de 1997 a 2002', titulaba el diario en primera página.
En una carta abierta publicada el día anterior en ese mismo diario, Mustafá Ramid, otro dirigente islámico, exigía al ministro del Interior, Driss Jettu, que acabe 'con el cierre y la destrucción de mezquitas' mientras 'protege las discotecas'. 'Los libros y las casetes de carácter religioso son incautados, a las mujeres estudiantes y empleadas que llevan el hijab se les prohíbe el acceso a los establecimientos escolares', denuncia en su misiva. 'Es esta política la que crea tensión y suscita cólera e intransigencia en el seno de la sociedad'.
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