La guinda y el pastel

Bueno, bueno con los bejaranos o bejaricos o bejarenses o como demonios sea el gentilicio, que no tengo ni idea. Dos de dos, primero y segundo, vaya botín. Uno, en la etapa, otro en la general. Uno el pastel, el otro las migas, que no es mal reparto. Imagino que Béjar será una fiesta, y si se descuidan, lo mismo se les ocurre cambiar de patrón, y les vemos a partir de ahora celebrando cada final de septiembre la festividad de santa Covatilla. No piensen que es algo descabellado, que a éstos les gusta demasiado esto de los pedales.

Me alegro mucho por Santi, que además de amigo es alguien que se lo merece, sobre todo después del susto que nos dio en el pasado Campeonato de España. Santi, menuda exhibición que te has pegado con ese ataque lejano y precipitado, a la antigua usanza, de ésos que quedan en el recuerdo. También me alegro por Roberto, que va camino de repetir victoria el domingo en Madrid, que ésa es la buena; pero Roberto, te has empeñado en darle emoción a esto hasta el último metro, y vale que tú sufras, que si quieres ganar algo te costará, que nadie te va a regalar nada, pero joder, ¡no nos hagas sufrir tanto a los demás!

Que yo me he venido a casa con la idea de recuperar, y de momento las piernas sí, pero el corazón, al contrario, comienza a acusar el cansancio después de seguir estas etapas por televisión. Es que no es mi costumbre; yo estoy acostumbrado a estar ahí entre vosotros. A acercarme a vosotros en el punto de encuentro y felicitaros por vuestra actuación del día anterior. Oye, ayer bien, no. Eso he visto en la clasificación, porque ayer en el grupetto ni siquiera nos enteramos de quién gano la etapa. Pero no, ahora os veo desde casa, y no se puede, debéis dejarme recuperar. A ver si hoy, en Ávila, os estáis tranquilitos y dejáis que gane escapado mi compañero Bramati, que tiene ganas y también se lo va mereciendo el chaval, ¿vale? (Sé que no me vais a hacer caso; pero bueno, Brama, no te quejes, que yo al menos lo he intentado.)

A domani.