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LA VICTORIA ROJIVERDE EN ALEMANIA

Los liberales sacrifican a su líder antisemita tras su fracaso

Para el Partido Liberal Democrático (FDP), el culpable de un resultado humillante, 7,4% de los votos, en vez del anhelado 18%, tiene nombre y apellido: Jürgen Möllemann, el siempre polémico vicepresidente del FDP que ya a inicios de verano había desatado una tormenta política con sus virulentas críticas contra Israel y el Consejo Central de los Judíos en Alemania.

La reincidencia de Möllemann en esta postura en un pasquín distribuido masivamente en la recta final de la campaña, en desacato a lo decidido por la dirección del partido, es casi la exclusiva razón para la derrota electoral del FDP, según su presidente, Guido Westerwelle.

Möllemann fue forzado en la mañana de ayer a dimitir como vicepresidente del FDP y anoche corría peligro de perder también su puesto de jefe del grupo parlamentario en el Estado federado de Renania del Norte-Westfalia. La carrera de este político de 56 años, protegido durante mucho tiempo por el ministro de Exteriores y dirigente del FDP Hans-Dietrich Genscher, parecía llegar a su fin en el partido. No es aventurado afirmar que Westerwelle ha decidido utilizarlo como cabeza de turco para ocultar el fracaso de su propia estrategia electoral, muy vistosa en los medios de comunicación durante buena parte de la campaña, pero de muy poco calado entre los votantes. En su defensa, Möllemann destacó ayer que el FDP de su patria chica, Renania del Norte-Westfalia, pese o precisamente por sus críticas a Israel, alcanzó el mejor resultado de los liberales en todo el país: un 9,3%. Analistas señalaron ayer que las razones del revés residen sobre todo en la negativa de Westerwelle a anunciar por adelantado con quién quería formar una coalición gubernamental y no en el 'factor Möllemann'.

Otro derrotado, el ex comunista Partido Socialista Democrático (PDS), reducido a dos diputados en el Bundestag que ya no podrán formar grupo parlamentario, lamía sus heridas. Su presidenta, Gabi Zimmer, aplazó su posible dimisión. En una campaña muy personalizada, el PDS había perdido su cabeza visible, Gregor Gysi, tras su dimisión como ministro de Economía de Berlín.

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