Los sondeos acertaron con precisión germana
Fueron verdaderas avalanchas de cifras, sobre todo decimales, que el domingo por la noche se abalanzaban cada cuarto de hora sobre millones de televidentes alemanes, deseosos de saber quién los gobernará a partir de ahora. La confusión llegó a tal extremo, que el candidato conservador, Edmund Stoiber, cantó victoria antes de tiempo. Hacia las 18.53, improvisó una triunfal arenga ante los activistas de la CDU y la CSU en Berlín.
Este bochornoso episodio, del que aún ayer se mofaba el reelecto canciller, se hubiese podido evitar si Stoiber y los suyos, al igual que todos los demás involucrados, hubiesen prestado más atención a la estimación que el instituto de opinión, Forsa, publicó apenas 16 minutos después del cierre de los locales electorales: 38,1% para el SPD (que logró un 38,5%); el mismo 38,1% para la CDU (38,5%, según el resultado oficial provisional); un 9,0% para Los Verdes (8,6%) y un 7,6% para el FDP (7,4%).
Incluso antes, en su pronóstico a pie de urna, dado a conocer in-mediatamente después del cierre de los locales electorales, otro instituto, el Grupo de Investigación Electoral, había dado como empatados a los dos grandes partidos, en un 38%. Esta sorprendente precisión se explica por el gran despliegue de investigadores durante toda la jornada. Unos 800 colaboradores del Grupo de Investigación Electoral entrevistaron a 30.000 electores, en 400 locales electorales considerados representativos. En los sondeos semanales que el instituto publicaba durante la campaña electoral tan sólo se hablaba, por teléfono, con 1.250 ciudadanos.
Armados de estos datos, que incluyen también el sexo, la edad, la profesión y el voto en las anteriores elecciones, los institutos elaboraron un primer pronóstico que re-sultó ser el más exacto. En el transcurso de la noche añadieron los resultados parciales del recuento de votos en cada una de las circunscripciones electorales. Estas estimaciones, ya más variables, eran las que difundían las cadenas de televisión. Cada canal contrató a un instituto de opinión. Algunos de estos institutos se consideran más afines a un partido que otros, pero su independencia es grande.
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