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Tribuna:OPINIÓN | APUNTES
Tribuna
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Un curso esperanzador

La Universitat Jaume I inicia el presente curso con grandes esperanzas y fuertes ilusiones. Las esperanzas nacen del ambicioso programa a cuatro años vista con el que resulté reelegido como rector en mayo y del nuevo Claustro y Equipo Rectoral que, tras un proceso electoral acorde a la nueva ley, podrá desarrollar su trabajo desde la estabilidad y la legitimación democrática. Este programa, y sobre todo las personas comprometidas en llevarlo adelante, representa una clara apuesta por la mejora educativa, en calidad y en oferta de titulaciones regladas o no, y también una apuesta por la investigación, el desarrollo tecnológico y la innovación, conscientes como somos de que la transmisión y generación de conocimiento serán factores clave que determinarán el desarrollo socioeconómico de unos territorios frente a otros. Apostamos también por desempeñar un papel activo de desarrollo territorial, por impulsar el conocimiento de nuestra cultura y lengua, por potenciar iniciativas de cooperación internacional y solidaridad, por la formación, promoción e incentivación de nuestro personal; por proporcionar al estudiantado una formación integral, potenciar su movilidad y facilitar su incorporación al mercado laboral. Queremos dinamizar internamente la universidad y externamente nuestro entorno incrementando las actividades socioculturales, deportivas y de extensión universitaria. Todo ello en un marco de calidad para todos los procesos de la universidad, calidad contrastada externamente con procedimientos fiables.

Las ilusiones, por su parte, surgen del hecho histórico de poder contar, por fin, con un único campus. Tras casi doce años de existencia y del peregrinaje y la dispersión que ha supuesto ocupar tres campus provisionales, éste será el primer curso en el que todo el alumnado y personal de la Jaume I podrá desarrollar su actividad en un único espacio, el campus del Riu Sec. Esta circunstancia no es en modo alguno baladí, ya que, como universidad presencial que somos, la existencia de un único campus en el que estén disponibles todos los servicios contribuirá en gran medida a estrechar lazos de convivencia y relación entre todos nuestros miembros. Es de sobra conocida nuestra decidida apuesta por las nuevas tecnologías y el esfuerzo constante por su aprovechamiento como herramientas de comunicación y formación, pero no es menor nuestra voluntad por conseguir una universidad relacional, que favorezca la comunicación interpersonal y el conocimiento mutuo de quienes la componemos. De ello se beneficiarán las personas, pero también la ciencia, con la creación de grupos interdisciplinares. La puesta en marcha este mismo curso del pabellón polideportivo y la consolidación de servicios comerciales y culturales del Àgora contribuirán de forma considerable a estos beneficios.

Más allá de estas esperanzas e ilusiones, el nuevo curso será también un año de duro trabajo y esfuerzo, un esfuerzo por otra parte que en algunas ocasiones no dejará de ser inútil, sobre todo en lo referente a la adaptación estatutaria que nos veremos obligados a realizar como consecuencia de la LOU. La entrada en vigor de la nueva ley nos exigirá realizar una adaptación estatutaria, más de forma que de fondo, y dotarnos de nuevas pautas de funcionamiento que en el caso del profesorado supondrán un gran empeño para diseñar una carrera docente e investigadora adaptada a la LOU pero con principios similares a como hemos funcionado y que ha dado muy buenos resultados. Conocidas son las discrepancias del sistema universitario español y en particular de nuestra universidad con cuestiones esenciales de la LOU. Pero una vez aprobada, deberemos desarrollarla y buscar soluciones imaginativas para superar los problemas previsibles, que en ocasiones serán diferentes de las que parece apuntar la propia ley.

Deberemos también emplearnos con tesón en otros aspectos cruciales para el desarrollo y futuro de nuestra universidad, y del sistema universitario valenciano en general. En especial, durante el curso que ahora iniciamos se deberá zanjar con la Generalitat el nuevo marco de financiación de las universidades, un nuevo marco para la financiación ordinaria y también para las inversiones, un nuevo marco que contemple el nuevo sistema de costes derivado de la LOU y las peculiaridades que, desde siempre, hemos reivindicado para que la financiación no sea un mero reparto con una fórmula matemática que le dota de una aparente objetividad, sino que responda a los costes reales de la enseñanza en cada universidad. Así mismo nos veremos inmersos en los cambios que se derivarán del desarrollo autonómico de la LOU. Junto a ello, el otro gran objetivo del nuevo curso deberá ser cerrar un nuevo mapa de titulaciones que permita distribuirlas con criterios de competitividad y complementariedad, de forma que la oferta global resulte equilibrada territorialmente.

Así pues, tenemos ante nosotros un curso lleno de trabajo y oportunidades, lleno de ilusión, un curso esperanzador.

Francisco Toledo Lobo es Rector de la Universitat Jaume I

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