La cultura del mueble

Los cables suspendidos del techo, miles de metros cuadrados de telas y moquetas, y proyectores de luz van tomando forma estos días en el velódromo Luis Puig de Valencia. Su combinación convertirá el recinto deportivo en una especie de plaza pública que albergará la programación cultural de la Feria Internacional del Mueble (FIM). Más de 400 operarios, entre ellos un grupo de tres alpinistas, trabajan para adaptar el velódromo en un espacio que entre el lunes y el próximo sábado albergará exposiciones y debates teóricos sobre el diseño y el sector del mueble. 'Queremos demostrar que el diseño tiene cabida en FIM', explica Florencio Pérez, uno de los vicepresidentes del certamen y responsable de FIM Cultural.

La propuesta cultural del certamen del mueble pone en marcha este año el salón Nude, que aspira a convertirse en el escaparate español de los nuevos diseñadores. Otra de las novedades es la exposición Móbilis, que reúne diez muebles-esculturas inspirados en otros tantos edificios y espacios emblemáticos de la ciudad de Valencia. Un gran sofá con las tres grandes arterias del barrio del Cabanyal, una estantería de acero con los reflejos que el sol deja en el agua de la playa de Las Arenas o una mesa con un parecido nada casual a la Plaza Redonda de Valencia son algunas de estas obras, diseñadas por escultores y fabricadas por empresas del sector.

Mobilis es, en definitiva, un espacio para el homenaje y que también deja un hueco a la reivindicación. Es el caso de la obra titulada L'Horta-La Punta, un galán de noche con un zapatero y una percha que 'se comporta' como una grúa de construcción. Según explica su autor, Miguel Molina, en el catálogo de Mobilis, la pieza está inspirada en los edificios que en los últimos años proliferan en la Avenida de Francia y recoge la idea de una Valencia en obras 'que construye destruyendo'. El escultor niega, en cualquier caso, la pretensión de añorar la huerta frente al crecimiento de la ciudad y defiende con la obra que este entorno 'podría' haber convivido con la modernidad.

La organización de FIM Cultural pretende darle carácter itinerante a esta exposición.

El velódromo Luis Puig también albergará cuarenta de las obras presentadas a la vigésima edición de los premios CDIM, que este año ha distinguido la propuesta del diseñador londinense Ross Lovegrove y la de los chilenos Rodrigo Zúñiga y Carla Roasenda en la de estudiantes.

La última propuesta es la exposición '20 mesas del siglo XX', un recorrido por modelos que crearon estilo y que parte de 1918 con Charles Rennie Mackintosh para llegar hasta Marc Mewson, en la frontera del cambio de siglo y de milenio.

FIM Cultural se plantea como una herramienta de promoción de la feria, 'a la que dota de valores añadidos', según explica Florencio Pérez, también como espacio de proyección del diseño y como una propuesta al servicio de la industria del sector. El responsable ferial destaca la colaboración de un sinfin de personas y colectivos que de forma altruista han hecho posible que esta programación se concrete con algo más de 480.000 euros. Pérez defiende que el año próximo habrá que potenciar una política de esponsorización que les permita crecer.