Movilidad sostenible, 'carriles bici' imposibles
Coincidiendo con la semana de la movilidad sostenible, el consistorio barcelonés ha inaugurado nuevos tramos de carril bici y repite su discurso en favor del uso de este medio de transporte ecológico. Pocas ciudades españolas han hecho un esfuerzo como el de Barcelona para extender dichos carriles, pero pese al evidente esfuerzo del consistorio, muchos de estos carriles resultan inutilizables a determinadas horas por su diseño erróneo y por la falta de información a peatones y conductores. Ello provoca que en muchos casos sea más cómodo para el ciclista circular libremente por el medio de la calzada, el carril bus o la acera -aunque la ley lo prohíba- que intentar hacer respetar su territorio e imponer una prefrencia que a la hora de la verdad no existe. Muchos tramos de carril constantemente están ocupados por vehículos estacionados, personas que esperan el autobús, peatones que pasean con su perro o vehículos que realizan un giro y esperan a que cambie el semáforo.
Los 'carriles bici' de la ciudad no están bien concebidos. Los ciclistas deben sortear múltiples obstáculos
Este último caso, el de los vehículos que giran, convierte en una verdadera gincana los carriles bici de la Diagonal y la Gran Via. Están ubicados en la zona o paseo de peatones y, al llegar a cada cruce, los coches que giran ocupan totalmente el espacio señalizado para bicicletas y peatones, las cuales en dicho momento tienen su semáforo en verde. El peatón tal vez podrá pasar sorteando los vehículos, pero a una bici o a un peatón con un cochecito de bebé le resulta francamente difícil en horas punta. Y el problema sólo se solucionaría limitando la zona que pueden ocupar los coches que esperan para el giro. Pero ello en muchos tramos de esas avenidas resulta complejo, ya que entoces los obstruirían los carriles de los que proceden.
Los peatones que no se percatan de que caminan por el carril bici, los que esperan cruzar, así como aquellos que pasean con su perro, son otras de las dificultades para quien intenta circular por el carril bici. Lo de los perros puede parecer anecdótico, pero no lo es. En la mayoría de los tramos de la Diagonal y la Gran Via, el carril bici está junto a la franja de césped y hoyos de los árboles, lugares preferidos por los perros para defecar, caminar y olfatear, siendo el perro, la correa y su dueño otro obstáculo para la bici. Por último, junto a las paradas de autobús, el carril desaparece, el ciclista debe esquivarlo y nada indica a quien baja despistado del autobús que vigile, dado que un par de metros más allá debe desplazarse hacia un lado para dejar libre dicho carril. Muchos de estos problemas se repiten en el de la Meridiana, situado en el lado exterior de la acera, el cual tiene además el inconveniente de estar ocupado por vehículos indebidamente estacionados en carga y descarga.
Los carriles bici no segregados, ubicados en la calzada, como los de Consell de Cent o Diputació, tienen el eterno problema de ser ocupados por vehículos estacionados y, pese a que la Guàrdia Urbana los multa, ello no evita que a ciertas horas sea muy difícil para el ciclista circular por los mismos. Nos quedan los carriles segregados por la calzada y bien señalizados, como los de la calle de Provença y la avenida del Paral·lel, que recientemente fueron rechazados por el Partido Popular dado que restan espacio a los vehículos de motor. Es el preferido y más usado por los ciclistas-el de Provença se usa en ambas direcciones pese a estar señalizado sólo en dirección Llobregat-, pero a determinadas horas en las esquinas contiguas a supermercados, videoclubes o bares queda obstruido por los vehículos indebidamente aparcados.
La solución a la poca efectividad de esta creciente red de carriles bici pasa primero por una amplia campaña de información a todos los ciudadanos, cosa que nunca se ha hecho. ¿Costaría mucho que en la revista que el Ayuntamiento manda a los ciudadanos o en la misma prensa se explicaran las normas de dichos carriles? Se deben señalizar mejor lugares de intersección con peatones, indicando por ejemplo que éstos esperen el cambio de semáforo un metro más aquí o más allá, y aclarar quién tiene preferencia en cada caso. El problema de los vehículos estacionados sólo se soluciona incrementando la información y las sanciones, pese a que muchos lo consideren impopular. De poco sirve hacerse fotos inaugurando un nuevo tramo si el inaugurado hace seis meses es inutilizable la mayoría de las horas. Y en cuanto a la Diagonal y la Gran Via, en buena parte de su recorrido podría resolverse si se asumiera que en los paseos laterales no cabe todo: setos de plantas, quioscos de periódicos, peatones y bicis. ¿No podría plantearse dejar uno de los paseos para bicis en dos sentidos y el otro para peatones? En cuanto al problema de los coches que giran, en muchos tramos, si se señalizara de una manera clara, con una franja que en ningún caso pudieran ocupar los vehículos que giran, y se hiciera una amplia campaña de información para los vehículos y luego la Guardia Urbana velara por su cumplimiento, tal vez se podría conseguir que los carriles bici de ambas avenidas fueras utilizables a todas horas por quienes ya han optado por una movilidad sostenible y ecológica.
Xavier Rius-Sant es periodista.
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